sas miserias habitacionales y ausencias gubernamentales convivían, pero la tensión llegó al poder provincial. Era cuestión de tiempo.

Otro conflicto, el rural, permitió al gobernador Miguel Saiz iniciar su viraje en la relación con el kirchnerismo.

La carencia de políticas de tierras y viviendas de Río Negro se entromete en cada municipio.

Cipolletti logró de la Legislatura una expropiación para regularizar una complicada toma y, recientemente, el intendente Alberto Weretilneck solicitó reformas del Código Procesal para acelerar los plazos judiciales frente a estas cuestiones. La Legislatura avanza en la cesión de tierras para igual urgencia en El Bolsón.

En el último mes Bariloche mantuvo crudamente esa problemática, desde desalojos policiales de ocupantes en el cerro Ventana hasta anuncios de subsidios de la Nación para servicios en la toma del Nahuel Hue, con cientos de familias.

En Viedma esta semana replicó en el Concejo esa indigencia cuando medio centenar de vecinos sitió a los ediles en el recinto por tres horas.

Destino paradójico. Esta emergencia habitacional afloró en suelo del más crítico de los radicales en el poder hacia esta política provincial. El intendente Jorge Ferreira -que condujo el IPPV y Casa Rionegrina- cuestionó la gestión de Vicente Pili desde sus comienzos.

"Todo depende de la Nación y la provincia se ha quedado sin herramientas de viviendas", repitió frente al gobernador y, con el tiempo, ante quien quisiera escucharlo.

El jefe comunal advirtió -como nadie- ese conflicto, pero no pudo con él cuando aterrizó en su terreno. No controló su tozudez y desarticuló inicialmente cualquier diálogo. Lo hizo con un argumento legítimo: no avalar ni priorizar la usurpación frente al mecanismo formal de inscripción por tierras. Esa sustancia naufragó frente a una actitud inadecuada.

Así, los intendentes tienen este complejo frente social, cuyo riesgo de simplificación o politización está siempre latente. Pero los municipios algo tendrán que hacer. Ferreira, como lo está creando Bariloche, diseñó su plan habitacional pero lo dejó pendiente por escasez de fondos. Cualquier idea requiere de recursos.

La provincia ofrece el vacío.

Hace cinco años, la ex defensora del Pueblo Nilda Nervi ya requirió al gobierno de Río Negro que otorgara cobertura habitacional para las familias carenciadas. Advertía que el IPPV cubría el sector formal y no se aportaban soluciones para el resto. Un antecedente: entre 1995 y 1999, el 20% de las viviendas que entregó el instituto fue a grupos pobres que no accedían al programa central porque no cumplían con los requisitos exigidos.

Además, el Estado ofrecía otras respuestas con Casa Rionegrina, con créditos en materiales de construcción. Hoy ese organismo tiene su partida anexada al IPPV y su disponibilidad, totalmente limitada.

Familia generó su plan Habitar, pero persiste la falta de recursos. El año pasado ese sistema -que consiste en vales para materiales y sospechado por su utilización proselitista- dispuso de 1,8 millones de pesos, lo que permitió otorgar 1.800 pesos -en promedio- a un millar de familias. La partida actual rondará los 3 millones.

Alternativas devaluadas frente a un IPPV que concentró su maniobra en los planes nacionales, con condiciones y plazos extraños. Unidades acotadas a un sector de la población y costos iniciales de 110 a 120.000 pesos. También Río Negro ató su respuesta a "soluciones habitacionales" de la Nación, con magros resultados.

Hoy todo -poco o mucho- depende de la Subsecretaría de Viviendas de Nación. El incierto presente explica la peregrinación de funcionarios, empresarios y gremialistas al despacho del subsecretario Luis Bontempo. Los primeros planes del Federal II en Río Negro se asentaron en Viedma, pero recién comenzaron cuando existió un aporte provincial de tres millones.

¿Qué pasará si continúan sin aparecer los fondos federales? Obvio final. La provincia no tiene financiamiento. Hasta ahora el IPPV recibió en el primer trimestre un 5% de lo estipulado, cuando para esta época del año pasado había superado el 20%.

Estos atrasos atemorizan ante las nuevas licitaciones. Catamarca paralizó los procesos licitatorios frente a semejante incertidumbre. Flotan versiones de que los recursos del Federal II -en gran parte- se enviaron a obras por la crisis energética.

¿Habrá ponderado este futuro Saiz cuando esta semana comenzó a distanciarse del gobierno de Cristina Kirchner? Seguramente, pero el viraje hay que explicarlo más en la caída de la imagen de la gestión K, esa imagen que hace dos años lo sedujo para sumarse a la Concertación.

El gobernador no se expresa con palabras o acciones concluyentes, pero asumió públicamente el martes un fuerte respaldo al reclamo del campo. Un mensaje del cual se tomó ajustada nota en la Casa Rosada.

Menos público, Saiz firmó últimamente algunas misivas de reclamos hacia Nación. Gestos antes reservados a los contactos informales.

Pero la marcha de Saiz será gradual y de ese futuro se hablará seguramente mañana en Allen con el neuquino Horacio Quiroga -hoy funcionario de Cancillería- cuando ambos coincidan en una reunión de Promoción de Comercio Exterior.

Este destino también está ligado al resultado de los contactos emergentes con la intervención y el salvajate del radicalismo. El nuevo interventor, Francisco Correa, consolidó un canal con Oscar Machado y Jorge Ocampo. Hay señales, pero faltan más espacios y reuniones para encontrar una salida compartida.

Este curso interno se impregnó de mensajes conciliadores, incluidos de quienes insistían en un partido provincial, como Daniel Sartor e Iván Lazzeri.

El oficialismo igualmente está ocupado ahora en las elecciones del domingo en Bariloche.

Su desenlace marcará mucho del poder por venir, aunque sólo abone un Estado y la política que parecen, a veces, despreciar otras evidencias sociales.

ADRIÁN PECOLLO

adrianpecollo@rionegro.com.ar