Viernes 16 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 46 > Deportes
OPINION: Silencios y bocotas,Caras y "caretas"

El aliento en el Monumental al principio ensordece, pero a medida que avanza el partido va perdiendo fuerza y ese silencio tenso puede volverse en contra. Lo dijo Alfio Basile, mucho antes de pasar por Boca. Fue hace quince años, luego de la goleada 5-0 de Colombia, en una de las jornadas más difíciles en la historia de la selección nacional. Mucho tiempo después, Mauricio Macri definió al Monumental directamente como "una heladera", comparándolo con la caliente Bombonera, aunque lo suyo buscó ser una chicana, porque en ese momento era presidente de Boca.

Pero que un jugador de River, como le ocurrió a Oscar Ahumada, haya comparado también al Monumental con La Bombonera, favoreciendo a ésta última, tal vez jamás había ocurrido, al menos de modo público. Y menos aún en estos tiempos modernos, en los que la prensa, después de dar la noticia, abre paso al show de la noticia. Si la noticia no quiere hablar, allí están los medios para que la noticia no sólo hable, sino que además grite. Y los que gritaron en este caso fueron los hinchas.

No son los medios, por supuesto, los responsables del nuevo escandalete de River. Ahumada se formó en River. No es entonces un ingenuo en estas lides sobre odios y rivalidades. Sí es un jugador temperamental y no sólo dentro de la cancha. Lo sufrieron en estas horas los propios dirigentes de River que pidieron su cabeza y recibieron como respuesta su denuncia sobre supuestos negociados en la compra y venta de futbolistas.

En su fastidio, Ahumada fue seguramente inoportuno al mencionar a La Bombonera, no sólo por la rivalidad, sino también porque Boca se vio obligado a salir de su estadio y a tener que recibir al Atlas mexicano en la cancha de Vélez, porque un hincha de palcos VIP, curiosamente jamás identificado, arrojó un hielo a un juez de línea en la victoria de octavos de final ante Cruzeiro. ¿Esa clase de "aliento" es la que merece ser destacada?

Eliminado de la Libertadores, River es un líder en caos de un Clausura que, además, está obligado a ganar según los reglas salvajes del fútbol, que ignoran que hay otros competidores en carrera con el mismo deseo de triunfo. Se trata de esas mismas reglas salvajes que tanto alimentó en su momento Diego Simeone, cuando jugaba con "el cuchillo entre los dientes", una imagen ahora algo complicada con el nuevo Cholo versión "fashion".

Simeone, está claro, tiene derecho a posar en cualquier revista de la farándula junto a su esposa o ex esposa modelo. Pero él sabe como nadie que esas reglas salvajes del fútbol pueden ser impiadosas con esa actitud, sobre todo si su rostro sonriente reluce en tapas de farándula apenas horas después de una eliminación humillante, como lo fue el empate del Monumental ante San Lorenzo. Tal vez podía hacerlo David Beckham en ambientes algo más civilizados. No parece ser esa la situación del fútbol argentino, más cerca del far west que de Hollywood.

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

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