Muy lejos estuvo de ser el San Lorenzo de los milagros. En realidad, el equipo de Ramón se pareció más a aquel poco efectivo de principio de torneo que al que provocó un caos en el Monumental y sus alrededores. El "Santo" igualó en su cancha con la Liga de Quita (1-1) y ahora deberá ir a la altura de Ecuador (2800 metros) a buscar otra hazaña y el pase a semis.

De esta forma, los dos equipos argentinos sobrevivientes en la Libertadores quedaron realmente comprometidos.

Frente a Estudiantes, los ecuatorianos ya habían dados muestra de ser de cuidado. Y anoche lo confirmaron, parados en el Nuevo Gasómetro como si fuesen locales, en una batalla que ganaron durante casi todo el primer tiempo porque aprovechó muy bien los carriles.

San Lorenzo sufrió muchísimo en defensa y en la mitad del campo perdió casi siempre por los costados. Así y todo, el "Santo" tuvo la primera, bien clara, a los 12, después de un córner que cabeceó Tula y que Bergessio empujó pero le atinó al palo izquierdo. Dos minutos después el fondo del local dejó el primer hueco y por ahí se filtró Claudio Bieler, que mano a mano con Orión definió horrible.

Pero el delantero logró revancha a los 35, luego de un regalo del arquero que se verá como blooper en todos canales: Aguirre le dio el balón a Orión, éste lo levantó, hizo un "jueguito" con el muslo y se lo dejó servido a Bieler. El atacante aceptó el convite y se lo tocó por arriba de la cabeza, cuando la verguenza ya era total.

Mientras Ramón seguía pensando qué hacer con Orión, a los 38 Adrián González, con un tiro libre exacto, aplacó un poco la bronca del DT.

En el epílogo, San Lorenzo, sin mucho orden pero empujado por su gente, fue una y otra vez y complicó en cada centro. Pero la más clara la tuvo la Liga: Guerrón llegó a la pelota apareado con Voboril, quien intentó rechazar pero envió el balón contra su valla. Por suerte, González, el mejor de su equipo, logró salvar casi sobre la línea.

Con el ingreso de Menseguez el "Ciclón" ganó un poco en profundidad pero le siguió costando llegar. Lo hizo con tiros de media distancia, como un zurdazo de D'Alessandro que se fue besando el ángulo izquierdo del arco ecuatoriano. Y a partir de los 31 empezó a llegar con asiduidad.

La más clara la tuvo Silvera, quien recibió de D'Alessandro completamente libre, pero remató muy suave facilitando la atajada de Cevallos. Dos minutos después el enganche, ingresando por derecha, forzó una estirada de Cevallos con un tiro esquinado. Insistió el local, pero le faltó puntería, como le había ocurrido a inicios de año, y se quedó con un gusto amargo por un resultado que lo compromete. Ahora, a jugársela en la altura.