NEUQUÉN (AN).- "Los trovadores podemos ser, en algunos casos, la voz de los que no pueden decir o no se animan", sentenció desde sus propia experiencia, el músico y compositor neuquino Agustín Queipo.

El artista recorrió hace un par de semanas bares, comedores infantiles, universidades y teatros de Santiago de Chile. "Escuchó" la emoción de un público diferente y allí mismo decidió repartir su música por otras latitudes. En julio emprenderá junto a músicos chilenos y venezolanos una gira por Santiago, Caracas y Distrito Federal, México.

Pero antes de salir, le regalará a su propia tierra un recital intimista y con nuevas canciones. Queipo se presentará mañana a la medianoche en Arpillera, ubicado en Alderete 511. Junto a músicos invitados, recorrerá las canciones de su último disco, "Hecha la luz, hecha la sombra" y dará también una adelanto de las nuevas composiciones de su próximo trabajo discográfico.

Ser trovador es mucho más que hacer e interpretar música o decir poesía cantada. Es convertirse en un embajador de los pueblos latinoamericanos, es transformarse de pronto en una revolución, es hacer evidente el sentir silenciados. Agustín Queipo aprendió esto en Chile y en una antigua presentación en Brasil, cuando empezó a entender públicos diferentes al argentino.

"Sudamérica toda está castigada por las mismas cosas. Cuando te enfrentas a diferentes públicos te vas dando cuenta que el mensaje es el mismo y las carencias de la gente son las mismas. Pero en cada país hay particularidades. Chile y Argentina sufrieron el mismo tipo de dictaduras. Pero el argentino es un pueblo que empezó a gritar enseguida; en Chile tienen aun mucho miedo de expresarse. Eso hace que la recepción de las canciones sea distinta. La gente que no tiene voz o que está silenciada por el miedo se apasiona por alguien que grita lo que quizás ellos no pueden o no se animan. En Argentina les gustás porque decís de una forma bella lo que ellos dicen de otra manera, una manera más común", contó el músico.

En este sentido, para Queipo el valor de las letras es lo más importante de un trovador porque le adjudican un alto grado de responsabilidad para con su pueblo que es su público.

" Tu mensaje va a ser tomado por otro como su propio mensaje. Se multiplica en cada uno de los que escuchan tus canciones. Por eso, en el decir hay que saber bien hacia donde se quiere llegar. Nuestra bandera son las propias canciones", concluyó.