CANNES - Los aplausos que se escucharon al término de la proyección para la crítica de "Leonera" son algo que difícilmente olvidará el realizador argentino Pablo Trapero

"Leonera", drama sobre las mujeres encarceladas con sus hijos, y "Waltz with Bachir", documental de animación sobre la guerra de Líbano del israelí Ari Folman, entraron en liza en el Festival de Cannes, en el que predominan hasta ahora los temas graves.

"Leonera" es un convincente retrato de mujer confrontada a la tragedia, pero al mismo tiempo una crónica sin concesiones del universo carcelario en el que están encerradas las mujeres con sus hijos pequeños. El cineasta logra plantear con sutileza y humanidad la imposible disyuntiva con que esos centros interpelan a la conciencia moral: es insoportable que un niño pequeño esté preso, pero también es insoportable separar a un niño de su madre encarcelada.

Julia, una mujer de 26 años, embarazada de dos meses, se despierta un día en su departamento, en el que yacen, en medio de la sangre, dos hombres, uno muerto, otro gravemente herido. Uno de ellos es el padre de su hijo. Julia no recuerda lo que ocurrió y, acusada de homicidio, es encarcelada en el pabellón de madres con hijos de una cárcel de encausados. Allí nace su hijo y allí aprende a cuidarlo y quererlo. Una vez condenada, sabe que sólo podrá guardar consigo al niño hasta que cumpla los cuatro años, como prevé la ley. La separación resulta insoportable para Julia, que trata por todos los medios de recuperar a su hijo.

La película reposa en gran medida sobre la excelente interpretación de la actriz Martina Gusman, esposa de Trapero y asimismo productora ejecutiva de la película, que compone un personaje lleno de matices, mujer perdida ante la adversidad, desesperada por un embarazo no querido, madre torpe primero, tierna luego y aferrada al final a su hijo como única esperanza, que le fuerza a luchar por él. (DPA/AFP)