Lunes 12 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 24 y 25 > Sociedad
Las víctimas fatales sumaban veintidós y buscaban sobrevivientes

WASHINGTON (AFP).- Equipos de rescate buscaban ayer entre los escombros, sobrevivientes de una serie de poderosos tornados que golpearon el centro y sur de Estados Unidos, y que dejaron al menos 22 personas muertas, varios heridos y cuantiosos daños materiales.

Los tornados dejaron 14 muertos en Missouri (centro), siete en Oklahoma (sur) y uno en Georgia (sureste).

Las cadenas de televisión estadounidenses mostraban ayer impresionantes escenas de devastación, casas completamente destruidas, autos volcados y árboles arrancados.

"Aún estamos haciendo operaciones de búsqueda y de rescate", indicó ayer Susie Stonner, portavoz de los servicios de emergencia de Missouri. Y agregó que varias personas resultaron heridas y estaban "en condición crítica".

En Oklahoma, varios tornados que se desplazaban a velocidades de entre 55 y 70 kilómetros por hora, dejaron al menos siete muertos en Picher, según un comunicado difundido por las autoridades locales. Cerca de 150 heridos se registraron en el noreste y sureste del estado, según la misma fuente. "Parece una zona de guerra", aseguró Michelann Ooten, portavoz de los servicios de emergencia del estado a la cadena CNN.

Las autoridades locales reportaron igualmente que casas, comercios y vehículos fueron destruidos en el sur de la ciudad, y que en algunos casos, "sólo quedaron los cimientos". Los tornados también destruyeron líneas eléctricas y árboles. Otros tornados ocurrieron en diferentes partes del estado, precisó el comunicado, que agrega que la Cruz Roja estadounidense abrió un refugio a 15 kilómetros de Picher.

El gobernador de Oklahoma, Brad Henry, decretó ayer el estado de emergencia y anunció que acudirá a las zonas siniestradas. "Nuestros pensamientos y oraciones están con las personas de Picher y del resto de comunidades de Oklahoma que fueron afectadas", dijo Henry a CNN.

Según el Estado, cerca de 6.300 casas y negocios se encontraban sin electricidad, incluyendo 3.000 cerca de Tulsa. El presidente estadounidense George W. Bush aseguró que era "un día triste por los que perdieron la vida".

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