Mi querida amiga: no hará falta que me mandes agua ni barbijos, pero gracias por tu amoroso ofrecimiento. Te cuento que en Esquel y Trevelin, desde setiembre del año pasado, tenemos captación y provisión subterránea de agua, o sea, no tenemos problemas, el agua de la canilla es perfectamente potable. ¡Justo a tiempo! No así Chaitén y Futaleufú de Chile, o Corcovado y El Bolsón de este lado. A Corcovado se envían cientos de litros de agua mineral cada día pero claro, el problema son los animales.

Yo ya tenía barbijos ¡para cuando iba a revolver archivos históricos!, de todos modos un cuello polar, una bufanda de seda también sirven. Tuvimos 3 días de "descanso" durante los cuales no cayó ceniza, pero igual flotaban en el aire ya que nosotros mismos la levantamos circulando. La caída es mucha, se acumula en calles, patios y... ¡sobre los techos!, nadie ha sacado la del techo porque no sabemos cómo diablos hacerlo. El viernes otra vez llovieron cenizas sobre la ciudad. Me levanté para ir a yoga, ¡pero qué sentido tenía ir adonde me dirían que respire hondo!

Me ha llamado por teléfono gente querida de todo el país. Recibí correos electrónicos de medio planeta. Mi amiga Ángela llamó desde Roma, porque fue con ella con quien estuve por última vez en Chaitén, en la hermosa playa de Santa Bárbara y recorriendo el fantástico bosque de alerces del Parque Pumalín. Atlántico de por medio, lloramos las bellezas perdidas.

Me admira la capacidad de adaptación que tenemos los humanos. El jueves pasado, media ciudad fue al concierto del tenor galés Rhys Meirion, que fue una maravilla. Fuimos todos empilchados, era una ocasión paqueta. Y cuando nos levantamos el día siguiente, nuestro mundo había cambiado por completo.

Nuestro verde paraíso desapareció, nos rodea una viscosa cosa gris. La gente anda bajoneada, alguna agresiva, todos estamos tristes, pero lo peor de todo es la incertidumbre. No saber cómo estaremos mañana, dentro de un mes, es terrible.

El sábado fui a la meseta, acá nomás a 30 km es un paisaje lunar... Sí, ya sé, fue una locura recorrer esos polvorientos kilómetros cubiertos por cenizas, pero no una mayor a la que sufren los que, aún en circunstancias tan dramáticas como éstas, siguen corriendo picadas. Tal vez levantar cenizas que reducen la visibilidad le pone más adrenalina al delito. Porque ahora es delito, ¿cierto? Son las diversiones del insomnio... escuchar atentamente los crujidos siniestros que hace el techo, matizados por los ruidosos escapes libres y el ladrido de los tres perrazos de mi vecino.

Cada vez que entrás a tu casa tenés que lavar el calzado. Entonces empezás a buscar un calzado que se banque sucesivos lavados. A mí me vienen salvando unos feísimos zuecos de goma eva. Jamás tuve el lavarropas en marcha como esta semana. Te cambiás lo puesto no menos de dos veces al día, me pregunto si el artefacto sufrirá mucho lavando cenizas... No quiero ni pensar en la PC, el equipo de música y otros aparatos más sensibles... el auto es un asco. Te sacás el abrigo y no sabés dónde ponerlo para no trasladar las cenizas a otras prendas o al sillón y... ¡terminás metiéndolo en el lavarropas!

Es un infierno esto... Pero claro, lo nuestro no es nada comparado con los padecimientos chilenos... No me imagino saliendo de mi casa con lo puesto para nunca más volver... Hace unos días me puse a pensar qué cosas me importarían más, qué me llevaría de tener 10 minutos para abandonar la casa.... ¡el CPU!

No sé cómo explicarte la "depre" que te asalta en esta situación... Y pienso, si me voy... si me "autoevacúo"... tendría que irme más lejos, pero para eso necesitaría la plata que no tengo y el supuesto de que ya no existiera incertidumbre en cuanto a la disponibilidad de nafta en las rutas... o rutas cortadas por tractores...

Así que, a bancarse la "depre", pero creeme... no es nada fácil. Para completarla, dentro de un rato se cortará la luz, y volverá a pasar mañana, tienen que hacer no sé qué debido a la acumulación de cenizas en no sé qué. Y te pasás el fin de semana entre tanta "depre", a oscuras, sin internet, sin tevé, ni siquiera luz en el velador de leer... Ufffffff

¡Una avispa ha buscado refugio adentro de mi casa!, la espanto con las manos, mientras camino -despacito para no levantar polvillo- en busca de la paleta, rompo a llorar...

Raine Golab, desde Esquel - raine_aike@hotmail.com

Luego del asombro provocado por la inesperada actividad del volcán Chaitén, luego de uno o dos días, cuando ya los trevelinenses, esquelenses y demás estábamos tapados por cenizas; cuando nos enteramos, vía televisión chilena, que el Michi Mahuida estaba quietito y que era el Chaitén el que había perturbado nuestra vida cotidiana, los funcionarios reaccionaron, formaron "comités de crisis" y tomaron las primeras, evidentes medidas de puro sentido común: se suspendieron las clases, se recomendó a la población no salir de las casas, mantenerlas limpias con trapos húmedos y tratar de no circular con vehículos. En caso de tener que salir, se insistía en el uso de barbijos o de "un trapo húmedo" en boca y nariz.

Pero al comienzo de la semana llovió un poquito, el viento cambió llevándose la "pluma de cenizas" hacia el noreste, nuestra región salió de agenda nacional -porque ahora la preocupación central de todos los medios es la posible caída de cenizas sobre Buenos Aires- y rápidamente las autoridades provinciales cayeron en la fácil tentación de afirmar que "la situación está bajo control", que "tenemos que aprender a vivir con esto" y "seguir con todas las actividades con la mayor naturalidad posible". Y, claro está, "las clases se reanudan". Y ahí se terminó el sentido común y comenzó la soberbia de los funcionarios y de algunos periodistas que -en un estilo muy Baby Echecopar, admonitorios y sentenciosos- criticaban a empleados públicos que no habían ido o fueron a regañadientes a trabajar y hacían la apología de aquellos que sí lo hacían apostando a la "normalidad".

Pero por suerte están los ciudadanos de a pie. Y en esto coincido con el señor gobernador: la gente en general estuvo muy bien, no se desesperó y tomó las precauciones sugeridas y otras, muy atinadas, como no mandar a sus hijos a la escuela.

Y con el correr de los días, la actitud negadora o un tanto esquizoide de los funcionarios, ayudada por una circunstancia climática favorable, generó conflictos y resquemores.

El viernes 9 por la mañana, en una radio local, escuché a un funcionario que, luego de sostener que "todo estaba bajo control", cedió la palabra al geólogo Oscar Martínez, quien fue muy cauto -se nota que el hombre sabe- y sostuvo que hay que ir monitoreando lo que sucede, lo cual significa para nosotros seguir mirando con atención Televisión Nacional de Chile. Este canal tiene la virtud de entrevistar a profesionales serios, vulcanólogos que están en el terreno y monitorean la cadena de volcanes. Y los pronósticos de ninguno de ellos son alentadores. Coinciden en que esto va para largo. También el geólogo Martínez explicó que el comité de crisis ya estaba confeccionando el "borrador" del plan de contingencia... ¡una semana después de que el volcán explotara! El profesional indicó que hay que prever "todos los escenarios", desde la persistencia de esta situación hasta un agravamiento sustancial, lo cual juzgó como "improbable". Aunque puede suceder.

Tenemos que estar preparados. Por eso, acá van algunas precisiones:

-No es verdad que, porque no contiene monóxidos de azufre, carbono u otros gases nocivos, la lluvia de ceniza no sea tóxica. La inhalación de ceniza produce irritaciones en vías respiratorias, laceraciones de córnea y, en última instancia, silicosis, llamada también "la enfermedad de los mineros", que es muy grave. Así que a protegernos muy bien.

-La ceniza no se va, hay que juntarla en bolsas, todos los días, y arrojarla en lugares distintos de los vertederos de basura comunes, y mezclarla con tierra utilizando palas mecánicas para evitar que se vuele. En Esquel, Trevelin y la zona no hay nada organizado comunitariamente a este respecto. Para juntar la ceniza hay que mojarla superficialmente y barrerla con escobillón duro (si se la moja mucho se forma una pasta muy difícil de sacar).

-Las plantas potabilizadoras que se trajeron para tratar el agua en los parajes de la comarca Los Alerces que toman el líquido de vertientes no sirven, porque potabilizan bacteriológicamente pero no corrigen el PH. Hervir o dejar reposar el agua no asegura su potabilidad. En Esquel y Trevelin, donde por suerte aún el agua es potable, regulemos su consumo durante esta crisis.

La información de los puntos anteriores fue prolijamente confrontada. He eliminado cualquier dato controversial o contradictorio en las fuentes consultadas respecto de esta "lluvia de cenizas" que nos afectó, afecta y afectará todavía por algún tiempo, aunque algunos ilusos sostengan enfáticamente que "todo está bajo control".

José Hernán Díaz Varela

DNI 17.536.512 - Trevelin (Chubut)

Por diferentes medios periodísticos, no hace muchos días, hemos tomado conocimiento de las diferentes propuestas para asignar un nombre a la Ruta Nacional Nº 23.

Como curiosos de la historia regional se nos ocurre que es una buena oportunidad para corregir olvidos históricos y así, como algún día y con excelente criterio surgieron aquellos evocativos topónimos como Ministro Ramos Mexía o Ingeniero Jacobacci, pensamos que es una buena oportunidad para recordar, a través de una obra de tal magnitud, el nombre del geólogo Bailey Willis, quién hace casi un siglo intentó materializar los sueños con los que el Ministro Ramos Mexía buscó el desarrollo de estas olvidadas latitudes.

En una breve semblanza podemos decir que: Bailey Willis (1857-1949), profesor emérito de la Universidad de Stanford, integrante de la generación fundadora del Servicio Geológico norteamericano, autor de numerosos libros y trabajos de campo realizados en el por entonces "salvaje oeste" de su país y en el mundo -Japón, China, India y África-, llegó a la Argentina del centenario donde fue presentado a Ezequiel Ramos Mexía, quién de inmediato lo comprometió en su proyecto del desarrollo de la Patagonia.

Al frente de un brillante equipo, entre quienes se encontraba el Ing. E. Frey, Willis inició sus tareas en la Patagonia buscando proveer de agua a San Antonio, de ahí en más desarrolló una tarea titánica a lo largo de cuatro años en la actual Línea Sur y la cordillera comprendida entre San Martín de los Andes y Trevelin.

Amplios estudios topográficos, edafológicos, hidráulicos, desarrollados en algunos casos sobre sectores inexplorados, a partir de los cuales el sabio norteamericano visualizó sus grandes proyectos para esta región que incluían caminos, vías férreas, canales y hasta ciudades. Creemos una sana aspiración que quién mañana recorra la geografía rionegrina tenga a su alcance, a través de la toponimia, el recuerdo permanente de los próceres patagónicos y en ellos un permanente recuerdo de nuestra historia a la vez que un ejemplo de responsabilidad y compromiso con el futuro de nuestra patria.

Rubén Baqueiro, DNI 7.393.575 - Choele Choel

Juan Carlos Irízar, San Antonio Oeste. Jorge Castañeda, Valcheta. Omar N. Cricco, Choele Choel

Recurro a este medio con el objeto de despedirme con motivo de mi próximo alejamiento de la comunidad y hacerles llegar mi más profundo agradecimiento por el cariño y la consideración de que fui objeto en todos estos años compartidos. Juntos hemos visto crecer a nuestros hijos e intentamos hacer lo mejor para ellos, una tarea que nos mancomunó en la esperanza de un mundo mejor. Creí que el marco de la Iglesia, en tanto pueblo de Dios, era el apropiado. Pero por una actitud de autoritarismo, más propia de un patrón de estancia que de un pastor de almas, no pudo llevarse a cabo. Sólo me queda agradecerles y asegurarles que los llevaré en el corazón.

Dr. Aldo Schneer, DNI 6.250.773

Vista Alegre Sur, Norte, Costa Reyes y Ruca Luhe