Domingo 11 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 36 > Sociedad
Todos los días, veinte minutos caóticos en Neuquén
Antes de las 8, un enjambre de vehículos trastorna calles y accesos.

NEUQUÉN (AN).- Hay momentos en los cuales la ciudad enloquece y movilizarse por su interior parece una misión imposible.

Durante una semana "Río Negro" estuvo recorriendo las principales arterias de acceso a la ciudad y los puntos estratégicos de circulación donde entre las 7.40 y las 8. En esa franja horaria caos es sinónimo de tránsito.

Que la administración pública, municipio y gobierno, los colegios, los bancos, las petroleras y la Justicia tengan por inicio de sus tareas prácticamente el mismo horario, provoca que un enjambre de vehículos circulen por la ciudad, congestionando las calles y generando situaciones de potenciales accidentes. Los actos de riesgo se repiten a cada segundo y en cada intersección.

Hay cuestiones a tener en cuenta: es común que la gente suponga que -por ir en auto al trabajo- puede salir apenas unos minutos antes del horario de ingreso. Lo peligroso es, precisamente, ese pensamiento trasladado a miles de sujetos que, ante los atolladeros, entran en la psicosis del "llego tarde".

Ese momento se puede acotar en los 20 minutos de descontrol donde resulta notable la ausencia de agentes bregando por el cumplimiento de las normas de transito y facilitando con su presencia la fluidez en la circulación.

 

Algunos accesos

 

El ingreso de vehículos a Neuquén desde Cipolletti es un hormiguero. En la zona de los puentes se pueden contabilizar alrededor de 45 autos por minuto. Esto es en la hora pico, entre las 7.45 y a las 8.15. En ese horario trasponen las barreras para cruzar el puente más de 1.200 vehículos, el 92 por ciento son automovilistas que en su mayoría residen en la vecina provincia pero trabajan en Neuquén.

Desde hace un par de años hasta ahora la falta de nuevos accesos es cada vez más notable, a pesar de que existe otro puente terminado pero sin accesos y sin motivación para que se concreten. Las colas del lado cipoleño se extienden por cientos de metros y los empleados del peaje no dan abasto para atender la demanda.

Todos estos rodados lanzados desde las casillas del peaje aceleran para ganar la boca del embudo que representa el ingreso al puente y con suerte evitar alguno de los más de 20 parates que hace la policía de Neuquén en esa media hora tan trajinada.

La interrupción en la fluidez vehicular por parte de los efectivos neuquinos se debe al cruce peatonal que está pegado al puesto policial. Por ese lugar cruzan en ese horario no más de diez peatones y con suerte unos quince ciclistas.

 

En la Ruta 7

 

Otro de los puntos neurálgicos, donde incluso llama la atención que no se produzcan más accidentes, es la rotonda de acceso a la Ruta 7.

El ingreso y el egreso a la rotonda suele ser toda una demostración de habilidad y valor por la ausencia de respeto de las normas que tienen los miles de autos particulares y las cientos de camionetas todo terreno de las petroleras que circulan por el lugar.

Para describir vale rescatar un ejemplo Desde Centenario vienen todos los vehículos a gran velocidad por la marcada bajada existente y suelen no disminuir demasiado el ritmo de su andar. Es por esto que muchos de los automovilistas que transitan la rotonda suelen frenarse dentro de la misma rotonda, a pesar de tener la prioridad de paso, generando así una densa congestión.

El embotellamiento siempre es roto por algún valiente que va metiendo la trompa de su coche hasta que logra transformarse en punta de lanza y los casi 50 vehículos contabilizados por este diario frenados que aprovechan a pasar. Esta dinámica se repite una y otra vez en que cada uno de los lugares de ingreso a la rotonda.

 

La Bajada

 

La bajada del oeste hacia el centro por la calle del complejo del hipermercado La Anónima, es otro lugar de compleja circulación y son pocos los que respetan la prioridad de paso, siendo el rodado más grande el que se imponga en esta suerte de jungla de motores.

La lista de lugares conflictivos sigue y a la multitrocha se suman las intersecciones céntricas de las diagonales donde todos aceleran buscando arriba rápido a las calles cercanas a sus trabajos para encontrar un lugar donde estacionar y así caminar lo menos posible.

En esta dinámica donde predomina la comodidad, se viven 20 minutos de histeria que sumados a la ausencia de inspectores devienen en un caos que podría evitarse con un poco de organización.

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