Domingo 11 de Mayo de 2008 Edicion impresa pag. 17 > Politicas
LA SEMANA EN BARILOCHE: Los desafíos tras una campaña de baja intensidad

La ceniza volcánica demostró días atrás que puede sumir a la ciudad en la uniformidad del blanco y negro. En paralelo, la perspectiva que abre la elección del próximo domingo también parece dominada por los tonos sepia del desinterés, la apatía y la desconfianza popular.

Más allá de alguna idea que se sale de la norma, los discursos de los candidatos no consiguen entusiasmar a las mayorías. Subyace tal vez un cierto descontento ante el nuevo comicio, que fue convocado porque el intendente electo en el 2007, Alberto Icare, se presentó como candidato y ganó con holgura pese a arrastrar una severa enfermedad que le impidió asumir.

El microclima político instalado desde hace años en Bariloche tiene el signo de la baja intensidad. El ciudadano común no se involucra en causas colectivas y se deja ganar por el convencimiento de que el voto no cambiará las cosas.

El Frente para la Victoria se anotó en esta ciudad varios triunfos en fila en los últimos cinco años. Pero el síntoma recurrente fue la llamativa parquedad en los festejos.

En otras localidades (e incluso en Bariloche años atrás), ganar la intendencia significaba un domingo de fiesta popular. Nada de eso ocurrió en los últimos triunfos de SUR y sus socios, a quienes les bastó el trabajo de un núcleo acotado de militantes, que lejos está de conformar un "movimiento" y de torcer el descompromiso general.

El encuestador Ricardo Vignone subrayó el "déficit de comunicación" de los candidatos y observó que a 8 días de la elección el 60% de los electores admite desconocer las propuestas. Aun así la tribu de indecisos sólo llega al 16%, de lo cual se desprende que muchos barilochenses votarán por descarte, verticalismo o simple corazonada.

Esa falta de reflexión sobre el desafío en ciernes es el correlato inevitable de la virtual desintegración de los partidos políticos. Los postulantes a la intendencia y sus equipos mismos apuestan todas las fichas al carisma y la imagen personal y tratan de no profundizar en los principios partidarios que, cuando existen, lucen como piezas de museo.

Si el Partido Comunista se presenta como una izquierda tímida y adaptada y el socialismo apela poco y nada a su doctrina histórica, qué queda entonces para las fuerzas que son gobierno (o han sido) y asumen el pragmatismo puro y duro como único programa.

Esa ausencia de reflexión y debate convierte también en moneda común a los punteros y operadores que viven de un sueldo público y no manejan los rudimentos del puesto asignado.

El cambio cultural que termine con el voto desangelado será entonces una ardua tarea que, desde ya, no cuajará de la noche a la mañana.

Si de poner los pies en la tierra se trata, el municipio necesita una gestión que rompa el letargo en materia de obra pública; que ataque la crisis terminal del tránsito; que proponga y ejecute una reforma tributaria en serio, sin la cual será imposible repartir las cargas con mayor sabiduría y alcanzar para el Estado un ingreso acorde con el movimiento económico de la ciudad.

Es indispensable también asegurar la transparencia administrativa, refundar la política de planificación urbana (cuya ausencia en los últimos años permitió abusos y negociados de todo tipo) y concentrar esfuerzos inmediatos en atender la demanda de miles de familias sin acceso a la vivienda.

La piedra angular del programa, según declaman todos los candidatos, sería la solución de las carencias que sufren hoy los perdedores del modelo. Pero seguramente será difícil emprender esa cuesta si por debilidad, omisión consciente o simple ineptitud, el futuro gobierno municipal no revierte la inercia del Estado ausente.

Para bien o para mal, en un imaginario que trasciende sus fronteras Bariloche suele atraer la atención por su singularidad.

Y si de sueños se trata, por qué no imaginarla como una ciudad que sea nota nacional no sólo por sus bellezas naturales o por su concentración de saberes científicos tecnológicos sino también por iniciar un experimento de equidad social que se convierta en inspiración y referencia.

DANIEL MARZAL

dmarzal@rionegro.com.ar

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