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LA SEMANA EN SAN MARTIN DE LOS ANDES: El pelo en la leche | ||
Transcurre mayo y, por fin, los augustos concejales aprobaron el Presupuesto 2008. Es un cálculo de 54 millones de pesos, al que se ha llegado sin desbordes sociales, con todos los municipales trabajando, un horizonte despejado de paros, notoria mejoría en la recaudación y disminución de deudas. Pero parece demasiado bueno para ser verdad. De modo que por puro empeño de buscar el pelo en la leche, convienen algunas consideraciones. En general, los municipios neuquinos tienen excesiva dependencia de los recursos por coparticipación. Y ni la coparticipación ni las regalías son asuntos que puedan manejar por sí mismos, frente a contingencias externas. Desde ya, los municipios siguen siquiera sin poder precipitar una discusión seria por una nueva ley de redistribución de recursos con la provincia. La coparticipación ha crecido en términos absolutos desde el inicio de la recuperación de la economía, pero la relación entre lo que se lleva la provincia y lo que reparte a las comunas sigue siendo tan desactualizada, injusta y distorsionada, como el mismo ida y vuelta entre el estado nacional y el resto del país. San Martín no es de las comunas más dependientes de la coparticipación, pero la tendencia, aunque moderada de momento, inquieta. Entre 2007 y el 2008, la estimación del porcentaje de recursos propios (tasas, derechos, patentes...) se ha mantenido constante en el 32 por ciento del total, mientras la incidencia de la coparticipación y las regalías pasó del 43 al 46,4 por ciento. En 2006, ese mismo rubro daba a la masa coparticipable el 40 por ciento de incidencia sobre el total de ingresos estimado en el Presupuesto. Luego, el principal componente de gastos municipales, la masa salarial, tenía en 2006 una participación relativa del 36 por ciento de las erogaciones totales (proyectadas, pues el ejecutado fue más), creciendo al 43 por ciento en 2007 y al 49,1 por ciento en el aprobado para 2008. En el mismo trienio, el presupuesto pasó de 42 a 54 millones de pesos. Algunas explicaciones de las muchas posibles: se pagan más salarios o hay más personal o ambas cosas suceden a la vez. Es del todo cierto que el componente inflacionario distorsiona el análisis. Y, desde ya, no hay reproche a las actualizaciones salariales por esa misma razón. Pero un incremento de 13 puntos en la participación relativa de la masa salarial desde 2006, combinado con una participación sin cambios de la recaudación propia, y aumento de la dependencia externa por vía de la coparticipación, deberían llamar la atención sobre las rigideces del esquema municipal ante eventuales situaciones de emergencia. Por último, es una pena que se haya abandonado uno de los intentos más saludables por horizontalizar las decisiones en política: el segmento de "presupuesto participativo" fue borrado de un plumazo por la nueva administración de Luz Sapag. En 2006 se habían destinado 1.210.000 pesos, y 1.169.000 en 2007, para hacer obras acordadas por los vecinos en procesos de discusión y análisis, que les obligaron a vivir en carne propia la importancia de administrar de forma eficiente los recursos, consensuando las prioridades. Pero en 2008 no hay asignación para el Presupuesto Participativo, a pesar de que sigue vigente la ordenanza de su creación. A falta de explicaciones económicas y financieras a la vista, la razón parecería ser estrictamente política: concentrar las decisiones es un modo de interpretar el ejercicio del gobierno y del poder.
FERNANDO BRAVO rionegro@smandes.com.ar | ||
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