| ||
De Andalucía, con humor | ||
El escritor español Eduardo Mendicutti presenta su libro "Ganas de hablar", sobre un manicurista. | ||
BUENOS AIRES.- El escritor andaluz Eduardo Mendicutti, de visita en Buenos Aires con motivo de la Feria del Libro, presentó su flamante novela, "Ganas de hablar" (Tusquets) donde reivindica el lenguaje coloquial y el humor como modo de supervivencia, en la voz narradora de un manicurista de pueblo homosexual. En un extenso soliloquio, el protagonista, Cigala, se despacha sobre los cotilleos posteriores que provoca el anuncio del municipio de que una calle del pueblo llevará su nombre, como homenaje por considerarlo una institución, hasta que se enteran de que el protagonista quiere que sea la calle del Silencio, por donde pasa la procesión de Cristo cada Miércoles Santo. "La novela está dedicada a un personaje real que se llama Palmera, un manicura a domicilio de mi pueblo, Sanlúcar de Barrameda, que lleva toda la vida haciéndole las uñas a todas las señoras del lugar, y a mi siempre me había parecido un personaje fascinante como modelo literario", arranca Mendicutti, en el lobby del hotel donde se hospeda. "Primero por esa aparente integración en una alta sociedad que no es la suya, con un montón de chismes, frases o anécdotas que se le atribuyen, no se si sean ciertas porque no he hablado nunca con él, y porque representa el 'mariquita de pueblo', alguien que no podía mostrarse durante la dictadura y ellos lo hacían de manera glamorosa", explica el escritor. "Ese personaje público me parecía un poco inquietante y estaba seguro de que no respondía al personaje real en absoluto, que por dentro tenía mucho dolor, mucha tragedia y una historia muy dura. Sin embargo lo que tu veías era un hombre muy divertido, seguro de si mismo y descarado". Nacido en 1948 en Cádiz, con más de una decena de libros publicados, como "Una mala noche la tiene cualquiera", "Los novios búlgaros" y "California", Mendicutti aclara que éste "es una invención, literatura" sobre un personaje real, que le fascina tanto que ya apareció en "El palomo cojo" en una página y en "Ultima conversación" . "Ahora está vivo y muy mayor, pero sé que en un momento determinado alguien le ha dicho -cambiando el tono de voz-: 'Palmera, Eduardo Mendicutti te ha sacado en una novela, creo que te llama Cigala', y él respondió: '¿Y ese niño porque no me saca con mi nombre de verdad?", cuenta el autor, entre risas. Uno de los protagonistas centrales de la novela, por su desarrollo y despliegue, junto al personaje del Cigala, es el lenguaje coloquial, el típico de Andalucía, el que el autor escuchaba de niño, entre juegos y risas, en su pueblo natal, junto al humor, uno elemento inexorable en la literatura de este escritor. "En España, ese lenguaje andaluz, y coloquial se puede considerar más o menos divertido pero muy poco literario... vamos, de lo peor, sólo para hacer sainetillos de teatro, por eso para mi era un desafío intentar darle una dimensión literaria a ese lenguaje, que sirviera para expresar dolor, amor, odio, cosas bonitas, cosas espantosas". "De hablar que no me prive nadie -arranca el libro-, antes tendrán que cortarme la lengua como a las moras les cortan el gatillito del gusto. Pobrecitas. Una herejía, eso ha dicho Purita Mansero. Así le entre un dolor que le deje leporinos los labios de la vagoneta. Porque ésa tiene vagoneta. Cuando le pique, nada de echarse un pellizco de cremita, como la del anuncio, tendrá que echarse una aceitera del tamaño de un camión cisterna". "El arquetipo del andaluz -prosigue- es muy hablador, gracioso, frívolo, superficial, inconstante, vago y debajo de ese retrato falsificado hay mucha realidad, y eso es lo que he intentado con la novela: es divertida pero poco a poco van saliendo cosas duras que retratan al personaje y a la sociedad, la hipocresía, el clasicismo, la intransigencia, la intolerancia". (Télam) | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||