BEIRUT (AFP).- El Ejército libanés revocó ayer las decisiones del gobierno contra Hizbollah que originaron un estallido de la violencia, mientras que el movimiento chiíta respondió ordenando a sus hombres retirarse de las calles.
Nada más conocer el anuncio del ejército, la oposición ordenó la retirada de sus hombres armados de las calles, aunque precisó que mantenían el movimiento de "desobediencia civil", según el diputado del movimiento chiíta Amal, Ali Hassan Jalil. Las fuerzas de la oposición iniciaron posteriormente su repliegue de las calles de la capital.
La Casa Blanca saludó estas iniciativas y el descenso de la violencia en Líbano, pero advirtió que sus "inquietudes sobre Hizbollah continúan intactas", según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe. Hizbollah "continúa siendo una fuerza desestabilizadora, con el apoyo de Irán y Siria", subrayó Johndroe.
Ayer por la mañana, en un mensaje a la nación, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, encargó al ejército decidir sobre las iniciativas tomadas el martes por el gobierno libanés contra Hizbollah y que fueron calificadas por el movimiento chiíta como una "declaración de guerra".
Esto dio origen a violentos enfrentamientos entre partidarios de la mayoría parlamentaria antisiria, apoyada por Occidente y seguidores de la oposición, liderada por Hizbollah y apoyada por Damasco y Teherán, que se saldaron hasta el día de ayer con 34 muertos, en los peores episodios de violencia desde el final de la guerra civil (1975-1990).
El ejército decidió que el jefe de la seguridad del aeropuerto de Beirut, Wafic Chukair, presentado por el gobierno como alguien cercano a Hizbollah, por lo que fue cesado el martes, "mantendrá su puesto" al menos hasta que se esclarezca si estaba al corriente de las cámaras de vigilancia instaladas por Hizbollah en el aeropuerto de la capital.
Asimismo, el ejército "se encargará de estudiar el informe sobre la red de telecomunicaciones" de Hizbollah, que iba a ser investigada por el gobierno por "violación de la soberanía de Líbano". La formación chiíta considera que esta red es esencial en su lucha contra Israel y "por razones de seguridad".
Siniora había criticado la "pasividad" del ejército en los combates y reclamó a las fuerzas armadas que impusiesen la seguridad en el país y retirasen "inmediatamente" a los hombres armados de las calles.
Los soldados habían recibido órdenes de no implicarse en los combates, por miedo a una escisión en el seno del ejército.
La mayoría antisiria se felicitó por la decisión del ejército porque "abre la vía a una solución" al conflicto, según uno de sus líderes, Rafic Hariri.
Poco a poco la normalidad volvía ayer a los barrios de Beirut Oeste que habían sido tomados por la oposición. Las tiendas volvían a abrir y los ciudadanos se aventuraban a pasear por las calles.
"La presencia de elementos armados se ha reducido significativamente y ya no hay peligro para los civiles", aseguró un portavoz del ejército.
A pesar de todo, al menos 16 personas murieron en enfrentamientos armados en las últimas horas.
Dos de ellas fallecieron cuando hombres armados abrieron fuego contra una muchedumbre que participaba en el funeral de un civil sunita muerto en los enfrentamientos del viernes.
Otras 14 personas, varias de ellas civiles, fallecieron en la localidad de Halba, en enfrentamientos entre miembros del Partido Nacional Social Sirio (oposición pro siria) y partidarios de la Corriente del Futuro (pro gubernamental).
Las carreteras de acceso al aeropuerto de Beirut, donde no hay previsto ningún vuelo, continuaban bloqueadas ayer, mientras los extranjeros abandonaban el país por carretera hacia Siria.