BUENOS AIRES (Télam).- El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de Lomas de Zamora absolvió ayer por "unanimidad" al único acusado del crimen de Romina Soto, la niña de 10 años que en 2004 fue asesinada a puñaladas y mutilada en la localidad bonaerense de Llavallol.
La decisión benefició al carnicero Ramón Jacinto Mesa (32), quien había estado seis meses detenido por el homicidio, llegó al juicio excarcelado y ahora seguirá en libertad, informó su abogado defensor, Héctor Yemmi.
Pese a que no se dieron a conocer los fundamentos del fallo, se estima que el tribunal, integrado por los jueces Elisa López Moyano, Jorge Roldán y Roberto Lugones, coincidió con la fiscalía en la falta de pruebas para condenar a Mesa por el hecho.
"Por fin terminó este calvario de cuatro años. Nunca voy a entender por qué me acusaron siendo inocente. No sé por qué la familia lo hizo", dijo Mesa, llorando, al conocer el veredicto y mientras era abrazado por sus familiares.
Por su parte, Petrona García, madre de Romina, afirmó que está "convencida" que Mesa fue el asesino de su hija, que no comprende por qué no fue condenado y que una vez que conozca los fundamentos le pedirá a su abogada que apele el fallo.
"Con esto me dieron un puñal a mí ahora, tenía muchas esperanzas en la Justicia, pero no voy a bajar los brazos, voy a seguir luchando. Este crimen no puede quedar impune, yo quiero saber quién mató a mi hija, no puedo vivir así", dijo la mujer.
Romina Soto (10), hija menor de un matrimonio de inmigrantes bolivianos, fue asesinada el 5 de noviembre de 2004 en un dormitorio de su casa de Llavallol, partido de Lomas de Zamora.
La niña recibió 27 puñaladas, un profundo corte alrededor del cuello y el asesino le seccionó además las diez primeras falanges de los dedos de sus manos y le extrajo la vagina. Según los investigadores, la intención del homicida fue borrar posibles rastros.