VIENA (DPA).- Josef Fritzl, acusado de secuestro y violación, declaró a su abogado que durante los 24 años en que tuvo encerrada a su hija Elisabeth era consciente de lo que hacía y que sabía que estaba mal, según publicó ayer la revista austríaca "News".
Ya "dos o tres años antes" de encerrar a su hija en un sótano, Fritzl comenzó a ampliar la habitación donde la tendría cautiva bajo su casa en la ciudad austríaca de Amstetten. Durante todos esos años "sabía que lo que hacía estaba mal, que debía estar loco por hacer algo así", aseguró a su abogado, Rudolf Mayer, quien entregó a la revista extractos de sus anotaciones.
Fritzl confiesa que llevó a cabo sus planes porque quería mantener a su hija alejada del mundo exterior y tener sexo con ella. "Sabía que Elisabeth no quería lo que iba a hacer con ella (...) pero el deseo de lo prohibido era demasiado grande", asegura.
"Con cada semana que pasaba con mi hija prisionera la situación se volvía más loca. Me preguntaba si debería dejarla libre (...) Tenía miedo de ser arrestado", citó la revista. Pero con el paso del tiempo la vida en el sótano de su casa se volvió cada vez más normal y esperaba con "alegría" la llegada de cada niño engendrado por él.
Fritzl niega sin embargo haberla violado ya con 11 años, tal como dijo la propia Elisabeth, hoy de 42 años, en su primera declaración a la policía. "No soy un hombre que cometa delitos con pequeños niños", aseguró, aunque admitió haberla violado una y otra vez. "Pero más tarde, mucho más tarde".
El hombre aseguró a Elisabeth y a los tres niños encerrados con ella que morirían electrocutados si tocaban la puerta de salida. Aseguró el sótano en total con ocho puertas, algunas de hasta 500 kilos de peso, de activación por control remoto. "Luego sellé todo acústicamente hasta convertirlo en un búnker", señala "News". En un intento de justificar lo que hizo, Fritzl afirma que un dispositivo conectado a un reloj habría abierto el sótano si algo le hubiese pasado. Según su abogado, el electricista retirado no quiere morir, pero sí está dispuesto a "purgar" sus crímenes.
Fritzl, de 73 años, está en prisión preventiva acusado de privación de la libertad durante años, grave abuso sexual e incesto cometido con su hija, con quien tuvo seis hijos.