BARCELONA (Télam, especial por Cecilia Guardati).- España decidió ayer controlar con mayor rigor la entrada de inmigrantes en edad laboral, quienes pueden verse sorprendidos al ser rechazados en las puertas de Europa por no cumplir con los requisitos de ingreso, tal como les sucedió a 20 argentinos en la última semana.
La confirmación de esta veintena de rechazos en el aeropuerto El Prat, de Barcelona, fue hecha por uno de los cónsules argentinos en la capital catalana, Carlos Arsani, quien reveló también que las edades de los mismos oscilaban entre los 30 y 35 años. Si bien los rechazos son una constante desde hace cuatro años, los controles migratorios se aplican últimamente con mayor rigor, especialmente a los latinoamericanos, quienes no necesitan visa de ingreso a España.
La crisis de las deportaciones entre España y Brasil saltó la alarma de un fenómeno que está afectando a los latinoamericanos casi por igual, incluso de países como Argentina, a los que el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero prometió un trato acorde a los vínculos históricos entre ambos países.
Ocurre que en un contexto de desaceleración económica y aumento del desempleo, que afecta a más de 500.000 inmigrantes, España pretende "impermeabilizarse" a la llegada de nuevos extranjeros. Para sortear los estrictos controles, los extranjeros deben presentar pasaporte válido con vigencia no menor a seis meses, pasaje ida y vuelta con una fecha de retorno no superior a los 90 días, período máximo de permanencia en la UE, y seguro médico de viajero. También deben demostrar solvencia económica a través de una tarjeta de crédito o dinero en efectivo y/o cheques de viajero, con un promedio disponible de gastos de 57 euros por día de estancia o un mínimo de 513 euros en efectivo. Asimismo, los turistas tienen que presentar la reserva del hotel donde se van a alojar o una nota de invitación emitida por un residente en España, donde vaya a alojarse, ante la Policía.