NEUQUÉN (AN).- "Chañarcito...chañarcito que tantas espinas tienes, igual a mi corazón entre espinas te sostienes...".
Exactamente eso dice la canción compuesta por Carlos Guastavino y León Benarós, "Chañarcito". Líneas que dan título al último disco de Liliana Herrero "Igual a mi corazón" poblado de grandes canciones e invitados. La intérprete de folclore y profesora universitaria en filosofía lo presentará por segunda vez en vivo (antes lo hizo en Córdoba) desde su lanzamiento el 22 de abril, el mismo día que cumplió 60 años.
Herrero cantará hoy, a las 22, en el Teatro Español de Neuquén, y mañana a la misma hora en Casa de la Cultura de General Roca, acompañada de la guitarra de Matías Arriazu y la percusión de Mariano Cantero.
Al otro lado del teléfono desde Buenos Aires, amigable y muy bien predispuesta, ella dice que en "Chañarcito se comparan las espinas del chañar con el corazón". Destaca además el carácter íntimo de un trabajo discográfico donde confluyen diferentes voces, tal como sucede en el corazón de las personas. Entonces, explica: "Es un disco con muchos planos, muchas huellas, impresiones del mundo, vivencias, texturas, colores. Yo elijo esas voces y esos planos y esas texturas y esas capas que tienen los corazones para compartirlas con los que escuchan el disco".
A tres años de navegar por los ríos ensoñados y la geografía de sus orígenes que significó "Litoral" (el soberbio disco doble grabado en 2005), la Herrero entrevistada une la pasión por la música con la reflexión filosófica. No separa sensibilidades, al contrario, esboza conceptos sobre la canción y la palabra, y a la vez brinda una opinión ligera sobre el gobierno actual. Esa mirada integral suya la define como una artista comprometida con los hechos de su tiempo.
- ¿Este disco te permite reflexionar sobre el momento actual?
- No, no sé...Tomé decisiones, como por ejemplo hacer un disco totalmente acústico. No hay sobregrabaciones, no hay intervención de tipo electrónica que sí lo hice antes, incluso en los primeros discos cuando nadie lo hacía, en el '87. Pero en este caso absolutamente todo lo que se escucha en el disco está tocado.
- ¿Cómo fue el lanzamiento?
- Lo primero que hice fue hacer una pequeña fiesta -porque coincidió con mi cumpleaños el 22 de abril- con algunos amigos, algunos periodistas, en un lugar bastante insólito que es el Mercado del Progreso en Buenos Aires. Está en Primera Junta, en el centro geográfico de la ciudad. Es un mercado de fines del siglo XVIII, muy interesante. Uno de los personajes de "El juguete rabioso" de Roberto Arlt vende ahí los primeros kilos de papel para que se envuelva la verdura. Para mí tiene un valor histórico, literario y arquitectónico ese mercado, entonces eso fue lo primero que hice. Después lancé el primer concierto en Córdoba en el teatro Libertador San Martín el 27 de abril.
- ¿Por qué Córdoba?
- Yo empiezo siempre las presentaciones en el interior. En el caso de "Litoral" lo hice en Resistencia, Chaco. En Neuquén sería el segundo concierto de esta serie, y en Buenos Aires recién lo voy a tocar en julio en el Teatro Coliseo.
- ¿Qué es para vos la canción?
- Es un misterio de tres minutos, un enigma. La canción es muy difícil de hacer, porque en tres minutos hay que desarrollar un melodía sugestiva, interesante y emocionante, y también un texto. Yo creo que ahí en el disco ("Igual a mi corazón") en la "Zamba del Arribeño" de Juan Falú y Néstor Soria, esos tres minutos están claramente explicitados y explicados. Es una zamba preciosa cantada por Mercedes Sosa de un modo extraordinario, con la guitarra de Matías Arriazu. Ahí lo único que hay es una guitarra y dos voces: la mía y la de Mercedes. Ahí se condensa algo maravilloso. Entonces, una canción es un misterio y es muy difícil hacerla. Porque es breve el tiempo para desarrollar una idea que tiene que ser muy precisa, muy contundente, y a la vez emocionante, conmovedora, fina y delicada. Eso es lo que me gusta de una canción.
- Canciones que son resignificadas por el público...
- Si, eso depende de que los corazones estén abiertos y reciban con libertad y sin prejuicios algo que escuchan. Y que puedan resignificarlo para sí, a través de su propia experiencia, de la experiencia colectiva o lo que sea.
- Tu música tiene mucha poesía, ¿crees que la canción y la poesía sirven para el rescate de la palabra entre tanta vorágine?
- Cuando elegís las canciones tratando de que ellas tengan un alto contenido poético y en este caso un desarrollo musical bello, bueno, en ese sentido son resistencia.
En el sentido que se oponen a las formas más estandarizadas, más estereotipadas de lo que generalmente se difunde. De todas maneras mi actitud es elegirlas porque me gustan a mí y porque yo puedo hacer algo con ellas. Y si además esas canciones son como una contrapropuesta al oído más generalizado, más estandarizado por las formas de la difusión que es bastante mala, entonces en horabuena. Pero no sé si cuando las hago me propongo específicamente hacer eso. Se que nunca elijo formas elementales de la palabra, al contrario, creo que eso es un combate interesante para dar. Sobre todo hoy que la palabra esta tan devaluada, incluso con las formas más aliadas con las últimas tecnologías.
- ¿Eso se va a revertir en algún momento?
- Esa es una batalla para dar. En ese sentido yo sí tomo claramente una posición, porque a mí me parece que eso sí es la disolución de la crítica, del pensamiento y la reflexión. El pensamiento no puede estar encarcelado en relación al tiempo, ni a una cuadrícula o a un mundo clasificatorio. Ahí se pierde mucho. Se pierde la esencia del pensar que precisamente no tiene tiempo y espacio. Es un mundo de asociaciones que es interesante sostener.
- ¿La filosofía te lleva a tener una mirada reflexiva sobre los hechos culturales, políticos y sociales?
- ¡Cómo separar la filosofía de la música!... para mí es absolutamente imposible. Es una reflexión constante que hago sobre el país, porque yo no canto cualquier canción, estoy cantando temas que de algún modo tienen que ver con la cultura argentina y con el pasado argentino. Ver si las viejas canciones del pasado tienen aún voces para decirnos a nosotros hoy en el presente. Eso significa pensar qué es la Argentina.
- ¿Qué tema te preocupan y te ocupan de la actualidad del país?
- Todo me preocupa y me ocupa. Todo me parece que es motivo para pensar. Soy una lectora de lo que ocurre y siempre trato de tener una mirada con el mundo. Nunca me aíslo y me pongo en una cápsula para hacer discos, conciertos y nada más.
- ¿Tenés una opinión sobre el gobierno actual?
- Yo no realizaría sobre el gobierno actual una crítica despiadada. Haría algunas críticas pero no despiadadas, porque me parece que es un gobierno democrático al que hay que apuntalar con la crítica también. Me parece que hay cosas que el gobierno tiene que revisar, pero al mismo tiempo no estoy puesta en una oposición salvaje, no, para nada.
- ¿Que cosas habría que revisar?
- Me parece que el gobierno tiene que revisar seriamente su posición sobre la cultura, sobre los medios, cosa que creo está haciendo. Tiene que profundizar y debatir con la gente la Ley de Radiodifusión que es importantísima. Y tiene que dar vuelta atrás cuando se equivoca con el campo, ver si hay alguna solución más eficaz y más rápida para pensar la complejidad que hoy es el mundo de las provincias. Esas son las cosas, así para decirlo muy rápidamente, porque hablo ligero sobre algo que es mucho más complejo. Después me preocupa el hambre, la miseria, la salud, la educación, los grandes temas de todos los gobiernos en democracia.
FLORENCIA LAZZALETTA
