RINCÓN DE LOS SAUCES (ARS)- Aunque los motivos son variados, lo concreto es que la comisaría local ha cambiado hasta tres comisarios por año en los últimos tiempos.
Algunos duran algunos meses más, pero la mayoría no llega a cumplir un año activo al frente de la cuestionada unidad policial 35. El delito crece al mismo tiempo que la población petrolera y la comisaría sólo incrementó su imagen negativa ante la sociedad.
Ayer, "Río Negro" se entrevistó con el nuevo comisario de esta dependencia y al igual que una decena de sus antecesores, Máximo Retamal mostró las buenas intenciones de darle un rumbo institucional firme a la comisaría, aunque la pregunta de los vecinos es si estará en el cargo el suficiente tiempo como para lograrlo.
Pero, ¿por qué se van los comisarios al poco tiempo de asumir? Muchos piden el traslado ya que increíblemente no tienen vivienda en Rincón y deben compartir pequeñas casitas de barrio con otros uniformados subalternos, lo que remite un arreglo poco serio por parte de las autoridades provinciales, que ponen al jefe de la unidad en una situación de convivencia doméstica permanente con el personal a cargo.
Otros se fueron en medio de investigaciones por hechos graves e insólitos, como la desaparición de tickets de combustibles de las unidades móviles, que aparecieron en los casinos o salas de juego de la localidad, o una muerte dudosa dentro la dependencia o pedir licencia por problemas psicológicos. Algunos de estos hechos fueron investigados por la dirección de Asuntos Internos de la fuerza sin que se conozca la resolución.
Pero la mayoría presenta como gran inconveniente el arraigo, en una ciudad donde la mayoría de los policías son de otras localidades y no pueden pagar los elevados alquileres por una vivienda.
Las misma situación se presenta con enfermeros, docentes y otros agentes públicos y de allí el gran inconveniente del faltante de profesionales en el área de salud pública y el permanente cambio de maestros en las escuelas locales, con el consecuente atraso de los alumnos.
Retamal no hizo más que confirmar la historia asegurando que "yo no tengo vivienda y soy de Añelo, así que por ahora tengo que viajar y en Añelo también debo entregar mi vivienda a otro nuevo jefe".
Según el flamante jefe de la unidad, "recién estoy conociendo al personal y tengo el compromiso de dirigir la comisaría, pero antes debo evaluar las condiciones de trabajo de los uniformados y mantener a la institución en una firme línea de trabajo", mencionó.
Sin embargo, con pocos policías, sin viviendas institucionales y con un reducido parque automotor, el nuevo jefe deberá recomponer la situación de seguridad para los 35.000 habitantes permanentes de Rincón, más las 5.000 personas que están de paso.
Algunos vecinos le desearon suerte en el desafío, aunque todos coinciden en que el gobierno provincial deberá invertir mucho más que suerte en la alicaída y muchas veces cuestionada Policía local.