SANTA CRUZ DE LA SIERRA (DPA/AFP) .- ¡Autonomía!", exclaman los cruceños en el Oriente de Bolivia. "¡Cambas vendepatria!" responden los alteños que viven cerca de los nevados de La Paz, en vísperas del referéndum autonómico de Santa Cruz de la Sierra que divide a los bolivianos y que definirá el futuro del país.
A pocas horas de la votación, el ajetreo del comercio y el tránsito de autos que enarbolan la bandera albiverde de Santa Cruz, devenida en símbolo de la autonomía, apenas interrumpe la tranquilidad de la capital oriental. Nada presagia en los barrios cruceños, subsumidos en olores a frituras callejeras, que Bolivia encara su crisis institucional más grave desde 1952.
Anoche, el presidente Evo Morales, viajó a esa región, donde "podría participar" del acto de hoy de las organizaciones bolivianas contrarias al referendo . La presencia del mandatario andino responde formalmente a la entrega de semillas y agroquímicos a campesinos. Pero no se descartaba su participación en una concentración del MAS que marchará desde el interior de Santa Cruz hacia la ciudad para hacer un acto en la ex terminal de ómnibus.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, llamó también ayer a los países de la organización a apoyar "la preservación de la unidad nacional, de la democracia y evitar la violencia". Sin embargo, el enviado de la OEA a ese país, Dante Caputo, señaló que, a su juicio, el referendo es un proceso "a todas luces irreversible", tras regresar de su tercer viaje al país andino.
El presidente de la Corte Departamental Electoral de Santa Cruz, Mario Parada, confirmó ayer que está garantizada la distribución del material necesario para el referéndum, descartando un eventual sabotaje al proceso. "Todo el material fue emplazado a las provincias y estamos entregando hoy y mañana en la capital", dijo el funcionario
El referéndum autonómico de mañana en Santa Cruz, de tendencia liberal, y las consultas que vendrán en Beni, Pando y Tarija, que coinciden con un rechazo de fondo al modelo económico impulsado desde La Paz, abrieron la herida del futuro político y social en Bolivia, donde la lucha contra la pobreza y la supervivencia de la integridad territorial copan los debates. Ese estatuto le daría a las autoridades departamentales amplias facultades en materias económica y política, incluyendo la formación de una Policía propia, y dejando para el Estado tan sólo las funciones de Defensa y relaciones exteriores.
Santa Cruz, epicentro de la oposición a Morales, está todavía sacudida por los gritos autonomistas de las marchas del 30 de abril, además de los rumores de inminentes enfrentamientos entre partidarios y adversarios del gobierno. "Nos avisaron que van a ocupar por la fuerza la sede del Comité Cívico Pro Santa Cruz", dijo Alfredo Saucedo, secretario general de la Unión Juvenil Cruceña, una organización de derecha que promete defender de facto la elección, considerada ilegal por el gobierno.
La nacionalización de los hidrocarburos y las telecomunicaciones, decretada el 1 de mayo, amplió las diferencias.
En medio de promesas de abstención en Yapacaní, Cuatro Cañadas, Villa Paraíso, Berlín y San Julián, bastiones fieles a Morales, el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costa, y el presidente del Comité Cívico, Branco Marinkovic, salieron en busca del voto indígena, un 30% de la población . En Cotoca y Guarayos, caravanas de autos cruzaron con vítores las calles, sin incidentes.
Bolivia enfrenta la crisis institucional más grave desde la revolución de 1952, que llevó al poder al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Víctor Paz Estensoro, que birló el poder a los "barones del estaño", nacionalizó las minas, decretó la reforma agraria e instauró el voto universal.
Ahora, en medio de anuncios de una "segunda república" de parte de Costas, América Latina espera el voto de los 935.000 electores cruceños, para entender cuál será el nuevo futuro de Bolivia, donde un 63% de la gente es pobre. La crisis surge porque el gobierno busca imponer una Constitución aprobada sin participación de la oposición, mientras cuatro departamentos insisten en aprobar estatutos autonómicos. Pero tras el velo legal, está escondida la fractura social y cultural de un país, con marcadas diferencias sociales. Por ejemplo, mientras en Santa Cruz "sólo" el 46 %de la personas son pobres, en Potosí la cifra sube a 83%.