Jorge Sapag no toma decisiones importantes sin antes tener una encuesta en la mano que le permita medir el pulso de la sociedad. Dispone al menos del servicio de una consultora regional. Los informes que llegan a su despacho son reservados y el gobernador selecciona con quién compartir la información.
Para decidir si el gobierno pagaba el costo de sostener un nuevo y duradero conflicto con los gremios estatales o asumir más deuda para enfrentar los reclamos de aumento salarial, Sapag se inclinó por esta última opción.
Fuentes cercanas al gobierno dicen que la resolución que finalmente adoptó Sapag fue producto de una síntesis entre lo que decían las encuestas y su olfato político.
Los sondeos de opinión no favorecían la opción de la deuda, pero tampoco arrojaban resultados tajantes en la otra variante.
No pasó inadvertido el hecho de que la decisión de acordar con los gremialistas -el proceso comenzó con la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN) y continuará con el resto de las organizaciones gremiales- se conoció inmediatamente después de la jugada que hizo el sobischismo, cuando envió a la Legislatura al ex ministro Claudio Silvestrini a mostrar las uñas.
Hasta el momento en el que Sapag decidió resolver la cuestión sin más dilaciones, en el gabinete convivían dos opiniones respecto de cómo enfrentar los conflictos sociales. Las estrategias dividían al gobernador, a la vicegobernadora Ana Pechen y a los ministros.
Un sector consideraba que había que endeudarse para atender las demandas de recomposiciones salariales (Pechen estaba situada en ese lado) y otro, encabezado por el gobernador, que se debían resistir las presiones hasta mitad de año, cuando comiencen a cosecharse los primeros frutos de las negociaciones que, en silencio, ya se están llevando adelante con las empresas petroleras para la renovación de los contratos que vencerán a partir del 2015.
Sapag y sus funcionarios sostienen que el sobischismo dejó una herencia de esas por las que nadie se pelea. Una vez que Sapag mencionó que el responsable de los problemas actuales era el gobierno anterior, apareció en escena Silvestrini, esta semana, para seguir con la partida de ajedrez que empezó antes del 10 de diciembre del año pasado.
Finalmente los diputados que responden a Sapag replicaron con una amenaza: dijeron que están dispuestos a abrir una comisión investigadora para revisar la gestión de Jorge Sobisch, tal como lo piden diputados de la oposición.
En el partido gobernante hay plena conciencia de que esta última alternativa no es conveniente para el sobischismo, pero tampoco para el sapagismo. Entre ambos sectores del Movimiento Popular Neuquino hay zonas grises y una de ellas es la continuidad de funcionarios del gobierno de Sapag que vienen de trabajar junto a Sobisch.
En ese agujero hay mucho para escarbar. Poner a la gestión de Sobisch bajo la lupa de una comisión investigadora "sería arrojar pasto a las fieras", graficó una fuente partidaria, en alusión a que sería la oposición la que obtendría mayores ventajas en una discusión pública de semejante magnitud.
Desde el gobierno no hubo más respuesta que la amenaza de poner en funcionamiento la aludida comisión. Pero la intendenta de San Martín de los Andes, Luz Sapag, se despachó sin eufemismos contra Sobisch y Silvestrini. "Hubo una pésima administración, de la que Silvestrini fue parte; de manera que decir lo contrario es no tener cara", sostuvo la hermana del gobernador.
La agenda petrolera
Dos temas centrales, y públicos, siguen dominando la agenda del gobierno: el juicio político y las finanzas provinciales. Pero sigue ausente uno que no es menos trascendente: las negociaciones que ya comenzó a mantener Sapag, en privado, con empresas petroleras.
El día en que la Legislatura habilitó el juicio político contra tres vocales del Tribunal Superior de Justicia, el 9 de abril, el gobernador se trasladó a Buenos Aires a la mañana para reunirse con representantes de una petrolera y regresó a la noche para seguir de cerca la sesión.
Encuentros para pactar condiciones futuras del negocio petrolero ya se han producido, y no han sido pocos. Ocurre que casi nada se ha informado al respecto.
Las gestiones para la renovación de las licencias de explotación de los hidrocarburos las maneja con exclusividad Sapag, mientras que Guillermo Cocco, secretario de Recursos Naturales, es el único funcionario que lo asiste en este tipo de trámites que, por su importancia a futuro, deberían ser más publicitados.
Detrás de la renovación de los contratos hay mucha expectativa del gobierno porque allí están puestas las esperanzas de mejorar los ingresos. Primero porque las compañías deberán pagar un canon de acceso a las áreas, y en segundo término porque en los acuerdos que se firmen se intentarán mejorar los ingresos que la provincia percibe por regalías.
Al promediar el año podrían estar los primeros resultados, confiaron fuentes del gobierno. Eso significa que para julio se deberá esperar la firma de los primeros contratos y el ingreso de fondos frescos.
Éste es el motivo por el cual se disiparon los temores al endeudamiento y se eligió el camino de mejorar la oferta de recomposición salarial con los representantes gremiales de los docentes, una decisión que permite seguir transitado un año sin demasiadas alteraciones.
Sapag eligió cerrar trato con el sindicato de los docentes porque es, dentro del Estado, el más numeroso y el de mayor fuerza gremial. Además, los conflictos que protagoniza ATEN son multiplicadores de malestar social.
El porcentaje de recomposición salarial para los docentes es un indicador que ordenará los futuros acuerdos con el resto de las organizaciones gremiales.
Arreglar es el nuevo verbo en el lenguaje cotidiano de Sapag y las recomposiciones serán con un horizonte inflacionario del 24% para el 2008.
GERARDO BILARDO
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