Ante la proximidad de la reunión del 19 al 24 de mayo de la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), resulta vital que los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encaren el hecho preocupante de que, debido a la continua exclusión de Taiwán, sigue existiendo una peligrosa grieta abierta en el sistema global del sector.
En mayo del 2005, la AMS -el ente gobernante de la OMS, en el sistema de las Naciones Unidas- promulgó una revisión del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) para contrarrestar el creciente riesgo de propagación de enfermedades infecciosas a través de las fronteras.
En esa oportunidad se insertó el inciso 3, Artículo 3 del RSI (2005), que prescribe "La aplicación del presente Reglamento se inspirará en la meta de su uso universal para la protección de todos los pueblos del mundo frente a la propagación internacional de enfermedades". La finalidad de esta cláusula es autorizar a la OMS para que se comunique y coopere con "todos los pueblos del mundo", indistintamente de si son ciudadanos de los Estados miembros, eliminando las barreras políticas.
No obstante, en vísperas de la promulgación del RSI (2005) por la AMS, la Secretaría de la OMS firmó un memorándum de entendimiento (MOU, siglas en inglés) con China continental, donde aparentemente promete que la OMS no se comunicará con las autoridades de salud de Taiwán acerca de cualquier asunto, ni las invitará para que participen de alguna actividad de la OMS, sin el consentimiento de China continental, basándose en la premisa de que tiene autoridad legal y capacidad para encargarse de los asuntos de salud de Taiwán. Nada más alejado de la verdad que eso. En términos prácticos, China continental es apenas capaz de enfrentar sus propios problemas de salud pública. Es más, con respecto a Taiwán, China continental ha obstruido, en vez de facilitar, la implementación del RSI.
Políticamente, Taiwán y China continental son entes soberanos separados que no ejercen su jurisdicción sobre el territorio del otro, aunque comparten nombres oficiales confusamente similares -la República de China y la República Popular China respectivamente. Por lo tanto, China continental no puede representar legítimamente al pueblo de Taiwán en la comunidad internacional y menos encargarse de los intereses de salud de los taiwaneses.
Para 23 millones de personas, Taiwán es su hogar y desean protegerlo. Tiene más población que tres cuartos de los Estados miembros de la OMS y es uno de los centros de transporte y embarques internacionales con más movimiento del mundo. Todos los años, unos 150.000 vuelos internacionales transportan más de 22 millones de pasajeros que pasan a través de la Región de Información de Vuelo de Taipei y más de 50.000 barcos con cientos de millones de toneladas de carga atraviesan nuestras aguas territoriales. Taiwán constituye un nódulo crítico en la red de transportes de productos y personas a nivel mundial.
Como país progresista, los taiwaneses estamos bien equipados para ayudar a implementar los valores y estándares del RSI. Sin embargo, no podemos actuar con máxima eficiencia y rapidez para prevenir o responder a las crisis sanitarias, a menos que nuestras autoridades de salud y aduanas estén completamente integradas al sistema global de seguridad sanitaria. Esto quedó ilustrado trágicamente en la atemorizante epidemia de SARS en el 2003.
Estamos dispuestos a cooperar y a desempeñar un papel importante en la lucha contra la diseminación internacional de las enfermedades. Y esperamos que los Estados miembros de la OMS hagan un llamado para poner fin a los tratos secretos que nos impiden proceder de esa manera.
SHIEH JHY-WEY (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Ministro de la Oficina de Información del gobierno de Taiwán