BUENOS AIRES - La Feria del Libro celebró anteayer la segunda edición de La Noche de la Ciudad, con sus puertas abiertas de manera gratuita desde las 21 hasta las 2 de la madrugada, con miles de personas que recorrieron el predio y asistieron a las distintas actividades, entre juegos, sorteos, entrevistas abiertas y suelta de libros.
"Che, ¿acá qué hay?", decía un chico a su novia, cerca de las 21.30, frente al stand de la Biblioteca Nacional, donde hay una máquina expendedora de libros, en una de las tantas filas que se armaron espontáneamente durante toda la noche, por pasillos, pasajes y stands del máximo encuentro de la literatura.
Grandes y chicos, familias y grupos de amigos, parejas y nenitos: la feria se convirtió en el escenario central de un desfile incesante de personas, que no suelen ser su público habitual y hacía fila para recibir de regalo un libro, no importaba cual fuera el autor.
De repente, la banda de percusionistas La Chilinga ingresó al predio con su música que al ritmo de los tambores se expandió por todos los recovecos y rincones mientras un montón de curiosos los seguían entre gritos y aplausos.
Las filas se repetían por los distintos espacios del predio: para ver en una de las salas a un grupo de folclore boliviano (por el Día de Bolivia), para observar las estrellas por un telescopio, en uno de los pasillos al aire libre, o para recibir de regalo un diario o una bebida sin alcohol.
Entre las muchas actividades, un grupo de mimos recorrió dando un concierto de jazz, un grupo de payasos, disfrazados, o en zancos, repartían volantes y separadores de libros con poemas de distintos autores, como parte de la campaña del gobierno porteño "No hay ciudad sin poesía".
De repente, una muchedumbre rodeó al escritor Gonzalo Otarola, que firmaba ejemplares de su nuevo libro "Feo", junto a un cartel que decía "pague el impuesto a la belleza", entonces una chica pidió sacarse una foto con el autor, lo hizo y cuando el novio le mostró la cámara, dijo: "¿no me vas a decir que saliste fea?".
"Esta noche de entrada gratuita vamos a tener una gran cantidad de actividades, entre otras cosas va a haber máquinas que lancen poemarios a la gente, lo que queremos es copar las calles de la feria", dijo a Télam el ministro de Cultura de la ciudad, Hernán Lombardi.
"No hay ciudad sin poesía y en cada rincón de la ciudad hay un poeta, un letrista de rock, un escritor -describió-, y queremos que venga a la Feria toda esa poesía de la ciudad, expresión de la literatura porteña".
Mientras tanto, el locutor Lalo Mir fue entrevistado en el stand de Canal 7 por Federica Pais, ante muchísimos curiosos, muy cerca del stand de Radio Nacional, donde el folclorista Abel Pintos participó de un programa y recibió felicitaciones de sus fans.
Como muestra de la diversidad, en editorial Dunken regalaron libros a las primeras 60 personas que llegaron, en el stand de la Escuela de Gastronomía repartían volantes con recetas de cocina y una bagualista cantaba en el espacio de la provincia de Salta.
En otra parte de la feria, un simpático José Narosky firmaba ejemplares de su libro "Aforismo de oro" y en el interín le regaló a Télam una de sus brevísimas frases: "la riqueza espiritual no tiene bancarrota".
La noche de la feria dio lugar a las actividades más variadas, como apuesta para atraer la atención de los miles de asistentes, por eso, en otro pasillo se escucharon los ecos de una orquesta de tango, la editorial Albatros regalaba una copita de vino además de invitar a participar de un sorteo y una actriz analizaba con el público el último libro de Eduardo Galeano. (Télam)