"Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem", dice el principio medieval que postuló Guillermo de Occam y que en castellano sería "No ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias". Es una forma de indagar la realidad; una "navaja", que intenta abrir camino al razonamiento, reduciendo la confusión por sobreabundancia de causas y explicaciones. Por cierto, la verdad no siempre aparece en una simplificación, pero conviene ese criterio si se está solo en medio de un berenjenal.

Nieves del Chapelco acaba de confirmar la adquisición de los cañones para nieve. Son vitales a partir del nuevo diseño de la montaña, surgido de la instalación en el 2007 de la silla cuádruple desembragable. Pero si uno intenta conocer cuál es el estado del trámite municipal para la aprobación ambiental del proyecto y el emplazamiento de aparatos, se encontrará con un difícil misión.

Circula un cúmulo de versiones: que falta una firma, que no está el proyecto ejecutivo, que hay que actualizar el proyecto ejecutivo, que falta el estudio de impacto ambiental, que hay que actualizar el impacto ambiental, que vamos a ver qué pasa con la concesión, qué hay que revisar los aforos del agua, que las familias mapuches quieren conocer antes efectos de esta tecnología... Tomados uno a uno, serían asuntos relativamente fáciles de resolver, pero la temporada de invierno está encima y los cañones siguen embalados. ¿Por qué?

Un segundo cedazo deja entrever otros datos, que quizá acerquen la causa esencial y más abarcativa, como pide Occam...

1) Los cañones fueron comprados y costaron más de cuatro millones de pesos, por lo que cabe presumir que el inversor no se echará atrás. Lo sabe el municipio como poder de policía, y lo sabe la provincia como poder concedente. 2) Las comunidades mapuches acaban de renovar sus comisiones directivas, tras tortuoso proceso interno. Cabe esperar rejuvenecido impulso a viejos reclamos. 3) La principal demanda de las comunidades asentadas al pie de Chapelco es la titularización definitiva de sus tierras (aún resta resolver el lote que cae en el corazón del cerro). 4) Ya existen antecedentes que obligan a consultar a las comunidades en todo aquello que afecte sus tierras (comisión de análisis mandada a crear por la justicia Civil; convenio provincia-comunidades del 9 de julio de 2005); alcances de la Constitución Nacional; alcances de la nueva Constitución provincial, entre otros. 5) Para que esa prerrogativa sea operativa y no se diluyan sus efectos jurídicos y políticos, las comunidades necesitan el título. 6) El título de las tierras mapuches es la clave, la "cosa necesaria" para entender el conflicto y destrabar el futuro de la concesión y del más cercano proyecto de los cañones, sin perjuicio de la importancia de los estudios de impacto y otras exigencias técnicas y legales.

Si "(6)" es correcto, el municipio está en un brete. Es de presumir que la intendenta Sapag y sus equipos saben que aprobar los cañones antes de que la provincia otorgue el título a las comunidades, es comprar un inmediato conflicto, que estallará en las narices del Centro Cívico antes de llegar a la gobernación. Pero al cabo, el municipio tampoco puede negar al peticionante ("Nieves") la aprobación de la obra, si todo está en regla.

Cabe esperar semanas interesantes antes del comienzo de la temporada.

FERNANDO BRAVO

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