Sábado 26 de Abril de 2008 Edicion impresa pag. 02 y 03 > Nacionales
Carlos Fernández dice que no cambiará nada y sigue Moreno
En un acto breve, al que no faltó la dirigencia agraria, Cristina le tomó juramento Kirchner llamó a una "batalla nacional" contra la inflación pero cargó contra el campo

A cinco meses de haber comenzado su mandato como presidenta, Cristina Fernández de Kirchner le tomó ayer juramento a su segundo ministro de Economía: Carlos Rafael Fernández, un hombre cercano al ex mandatario Néstor Kirchner y especialista en presupuesto público y políticas tributarias.

"Con mi nombramiento no hay por qué cambiar nada" en los lineamientos de la economía, dijo el nuevo ministro, tras un expeditivo acto que duró cinco minutos pero que tuvo lleno el salón de la Rosada.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reafirmó que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, continuará en su cargo, por lo que seguirán a rajatabla las consignas del plan que se desarrolla desde que inició su gestión y que monitorea directamente el ex presidente.

Mientras tanto, desde Mendoza, y en un acto político realizado horas antes de esa asunción, Néstor Kirchner tomó otra vez la espada y eclipsó a su esposa presidenta. Con voz en cuello, tono épico y sin mención alguna a Lousteau, llamó a una "batalla nacional" contra la inflación y cargó contra las entidades rurales.

Fernández, de 54 años y experto en finanzas públicas, afronta un desafío que fue el que tumbó a sus antecesores Miguel Peirano y Martín Lousteau: controlar las violentas intervenciones en la economía de Guillermo Moreno. "Si no lo logra, va a ser un ministro de pocos meses", dijo anoche Felisa Miceli, quien ocupó también el cargo y cayó por el "baño-gate".

El nuevo ministro de Economía entró súbitamente en escena a raíz de la primera crisis de Gabinete de Cristina, al caer Lousteau, quien proponía un plan antiinflacionario que incluía contener el gasto y moderar el consumo.

"El ministro saliente no hizo todo lo que se esperaba de él. Enfriar quiere decir que la gente no gaste y para eso hay que sacarle la plata del bolsillo. Nosotros pensamos una solución distinta del enfriamiento", dijo más temprano el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

La caída de Lousteau maduraba con su ausencia de las duras negociaciones que se mantienen con los líderes del campo, en pie de guerra contra el alza de impuestos a la soja, el principal producto exportable, con una cosecha en 2008 valuada en 24.000 millones de dólares.

La reacción de los mercados se mantuvo negativa ayer, con una caída de 1,31% de la Bolsa y una pérdida en promedio de un 4% de los bonos del Estado, mientras se acumuló en la semana una devaluación del peso de 1%, que cerró a 3,22 por dólar.

La ceremonia de asunción del cuarto Fernández en el gobierno, comenzó a las 19.20, una vez que todos los funcionarios de máximo nivel llegaron al Salón Blanco de la Casa de Gobierno. El clima fue de optimismo. Incluso asistieron los representantes de las cuatro entidades del campo para dar una señal de acercamiento y de expectativa.

Respecto de este último tema, Mario Llambías, titular de Confederaciones Rurales Argentinas, quien se sentó en la primera fila, aseguró que "no sé si Lousteau actuaba solo, pero a veces es bueno que alguien ponga un chivo expiatorio".

Kirchner, en su segundo acto como presidente del PJ, esta vez en Mendoza, ratificó la política económica del gobierno: "Yo también creo en el modelo industrialista", afirmó.

"Me cuesta entender tanta agresividad de alguna dirigencia que se levantó gracias al esfuerzo del pueblo y del trabajo que nosotros llevamos adelante", dijo en una nueva arremetida contra los sectores rurales, a los que por segunda vez consecutiva acusó de "desabastecer" y de "llenar de humo" a los argentinos. (Redacción central y agencias)

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