El jefe del bloque emepenista de la Legislatura, José "Pino" Russo, reclamó al ministro de Economía del "gobierno anterior" (así llama Jorge Sapag a su tocayo Sobisch), Claudio Silvestrini, que le dé "pistas" del lugar donde está la plata que, según este gobierno provincial, está faltando.
He sido educado para no meterme donde no debo. Como dice la Constitución, "Las acciones privadas de los hombres (y de las mujeres) que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados...". No obstante, me meto en esto de la plata porque es un asunto de interés público, y espero que tanto a Pino como a los magistrados que investigan el asunto les venga bien lo que yo pueda aportar. También al fiscal Pablo Vignaroli.
Diríase que todo empezó en abril del 2004, cuando el jefe del "gobierno anterior" se reunió en Villa La Angostura con Mauricio Macri, quien viajó a ese paraíso invitado al "Seminario Internacional sobre Gobiernos Locales y Nuevas Políticas" (que costó 220.000 pesos). No pudo dejar de hacerlo porque el tema "Gobiernos locales y nuevas políticas" ha sido la pasión de su vida.
Naturalmente, políticos los dos, aprovecharon un espacio libre que les dejó el seminario para tener una prolongada reunión privada. Sobisch admitió -respondiendo a preguntas de este diario- que hablaron de política, aunque no de su candidatura. Sí de "trabajar juntos para el país". Y de su candidatura dijo que iba "muy bien, muy pero muy bien".
Ese mismo año, y en fecha cercana, Luis Manganaro era, después de haber pasado por la presidencia del BPN donde dejó descendencia, ministro de Seguridad y Trabajo. Son áreas escasamente compatibles porque Seguridad es sinónimo de policía y Trabajo de obreros a los que la policía suele reprimir, pero no lo fueron para Manganaro. El ex delfín de Sobisch, cuya carrera política quedó sepultada por los votos de Horacio Quiroga en la disputa de la intendencia de la capital neuquina, optó por la seguridad y anunció la puesta en marcha de un "Plan Integral de Seguridad" que acabaría con la actividad delictiva en la provincia. Preguntado por detalles, dio una respuesta como la de un general en batalla a quien se le piden datos sobre su estrategia para derrotar al ejército enemigo. Manganaro contestó que no podía poner sobre aviso a los delincuentes. De ahí en más, todo fue secreto.
Todavía hoy, y porque el gobernador Sapag mantiene el secreto, no se pueden conocer los decretos que aprobaron los contratos. Sobisch, sin embargo, dio un dato importante en una de las incontables entrevistas televisivas que le hizo Mariano Grondona: dijo que la inversión en el plan ascendía a (atención Pino) 50 millones de dólares (sin contar el gasto posterior en el sistema de cámaras filmadoras colocadas en el centro de la ciudad para controlar los movimientos de los delincuentes y, de paso, las manifestaciones populares, o al revés).
Afortunadamente, la ausencia de información oficial fue suplida por la que recibimos de las empresas Motorola y Aero Link. La primera quiso competir en el proyecto de digitalización de las comunicaciones policiales, conocido por el número 911, y la segunda en la provisión de dos helicópteros. Pero el gobierno ni siquiera escuchó a los ejecutivos enviados por esas empresas. Sobisch dejó a un lado la licitación y puso el dedo sobre dos empresas de (de nuevo, atención Pino) amigos de Macri. Éstas fueron Damovo Argentina SA para el 911 (y luego para las cámaras), y Modena Auto Sport para los helicópteros. Los amigos, José Requejo García, presidente de Damovo y dirigente de Boca, y Cristiano Rattazzí, presidente de Fiat Argentina, asociado al grupo Macri en Sevel y a Mauricio en fiestas del jet set.
Sorpresa
El 2004 fue pródigo en acontecimientos. Sobisch formalizó una alianza política con Macri (quien nunca pareció muy interesado en los contenidos políticos de la alianza) y se proclamó candidato a presidente de la Nación; Manganaro lanzó el Plan de Seguridad y contrató a esos amigos y, sobre el final del año, la empresa Temux elevaba el monto de su fraude al BPN -por adelantos en cuenta corriente y operaciones de comercio exterior- a un monto aproximado a los 23 millones de pesos. Ya entonces, y más en los comienzos del 2005, la consigna "Sobisch presidente" aparecía en pintadas, carteles, volantes, estadios, carreteras, radios, televisión, diarios, actos, en todo el país. El mismo dejaba sus responsabilidades de gobierno para mostrarse al público argentino al frente de su "Movimiento de las Provincias Unidas" cuyos dirigentes, operadores y punteros -no está de más decirlo- no trabajaban por amor al arte.
Llegamos así al 2005. Nada sabíamos entonces de Temux -nos enteramos dos meses después- y de Damovo sólo conocíamos lo que había publicado este diario.
En abril del 2005 diputados opositores -Kreitman, Radonich, Moraña- dieron, en un pedido de informes, la primera noticia de Temux. Desde entonces, y durante dos años, las noticias menudean. Pero, siempre, Temux es una cosa y Damovo otra. Hasta que, ¡oh sorpresa!, el 20 de abril del 2007, el diputado Ariel Kogan denunció que en febrero del 2005 Damovo hizo depósitos en la cuenta de Temux por más de siete millones de pesos. Después, la cuenta de esos depósitos llegó a 20 millones. Sobisch había dicho que una campaña a presidente costaba 30 millones.
A mi modesto entender, ésta es una pista, aunque para seguirla hay que ampliar el foco. Me haría, para empezar, una pregunta: ¿por qué se juntan Temux y Damovo? Y para contestarla, iría a la denuncia de Kogan publicada el 6 de mayo del 2007 en la página 20 de este diario. El legislador habla del pago de sobornos a funcionarios de la provincia por la contratación directa de Damovo que llegarían a un 25% del monto total del contrato, estimado en 88 millones de pesos. Y luego, se refiere a la aparición de empresas subcontratistas que serían intermediarias de esos pagos.
JORGE GADANO
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