BUENOS AIRES- Un policía fue condenado ayer a 13 años de cárcel por el crimen del joven Emmanuel Salafia, ocurrido en mayo de 2002, mientras una agente que lo acompañaba fue absuelta, luego de que la Justicia de Lomas de Zamora estableció que hubo "un fusilamiento" más allá de que la víctima hubiera tenido una actitud sospechosa, como adujo la defensa.

El veredicto generó un escándalo en los tribunales: es que ninguno de los acusados asistió a la sala de audiencias porque estaban en libertad y el tribunal había rechazado el pedido de la Fiscalía formulado el lunes para dejarlos detenidos hasta la sentencia.

Fue así que, al momento de la sentencia, cuando el tribunal resolvió, en un fallo dividido, ordenar la detención del cabo primero Roberto Daniel Macua por encontrarlo responsable de homicidio, la familia de la víctima salió a denunciar que el policía estaba "prófugo" y que se iba a escapar.

Incluso, mientras el hermano de la víctima insultaba a la justicia y al gobierno -y especialmente a la presidenta de la Nación-, la madre del joven se recuperaba de un breve desmayo y le decía a los periodistas: "Yo lo voy a meter preso porque lo voy a buscar hasta abajo de la tierra".

Pero la realidad fue que, apenas terminó la lectura, sus defensores le avisaron a Macua que había sido condenado y el hombre se entregó para cumplir la sentencia.

Se trata del caso de Emmanuel Salafia, un adolescente de 17 años que fue acribillado en Lomas de Zamora cuando estaba a bordo de una camioneta robada y supuestamente se habría resistido a una persecución. Macua y la sargento Isabel Inés Ciarlo, tripulantes de un patrullero policial, declararon que habían interceptado la camioneta y disparado en legítima defensa. Sin embargo, el fiscal Daniel Gualtieri, estableció que la camioneta estaba agujereada mientras que en el patrullero no aparecía impacto alguno. (DyN)