SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Audaces ladrones lograron introducirse en tres viviendas del barrio Belgrano y apoderarse de un valioso botín sin que sus ocupantes lo advirtieran, pese a que en dos viviendas debieron ejercer violencia sobre las aberturas para poder ingresar.
De una vivienda se llevaron ropas y artículos de valor, y de la otra, ubicada a una cuadra de la primera, se llevaron una computadora, dinero y hasta el auto de la familia. Finalmente, ingresaron a la casa de la secretaria de Desarrollo Social del municipio, María Eugenia Martini, de donde sustrajeron celulares, varios pares de zapatillas y aproximadamente 100 pesos.
La policía no pudo establecer la cronología de la ocurrencia de los hechos, porque recibió la primera denuncia a las 6.45 de ayer, cuando ya se habrían producido los tres robos, que fueron denunciados por los damnificados durante el transcurso de la mañana.
El robo a la vivienda de la funcionaria municipal se produjo en el final de la avenida Belgrano, en el barrio del mismo nombre, en un horario que no fue precisado por la damnificada, dado que advirtió el hecho cuando se despertó. En esa casa los delincuentes violentaron una ventana para ingresar a las dependencias, pero la fuerza ejercida no habría alcanzado para despertar a sus ocupantes.
Los otros casos
Los otros dos robos se produjeron en viviendas de la calle Runge, situadas en el mismo barrio y a menos de 100 metros una de la otra. En una de ellas los delincuentes también debieron forzar una abertura para ingresar y llevarse ropas y artículos de valor mientras sus ocupantes dormían, pero en la otra aprovecharon que había una puerta trasera sin llave para sustraer una computadora portátil, dos mil pesos y el automóvil Toyota de la familia, que a la tarde fue hallado cerca del barrio Virgen Misionera.
Si bien los asaltos a viviendas se encuentran entre los delitos más temidos por los vecinos, porque la agresión se produce en la intimidad del hogar, la peligrosidad de los delincuentes que actuaron ayer se considera atenuada, por la circunstancia de que omitieron despertar y amenazar a los damnificados.