JUNÍN DE LOS ANDES (ASM)- El secuestro de más de 70 armas -varias de ellas consideradas de guerra-, silenciadores, cientos de proyectiles, pólvora y cartuchos, y que por su envergadura conmovió a esta región, se realizó en la estancia Collón Cura, conocida por haber sido adquirida por el magnate Ted Turner, pero en una finca desprendida de aquella, propiedad del productor y administrador de haciendas Mario del Campo.
Se trata de un hombre que con frecuencia ha aparecido como protagonista en crónicas por incidentes con pescadores y cazadores.
La identidad de Del Campo surgió ayer de la confirmación oficial del Juzgado Penal de la Cuarta Circunscripción, que se limitó a informar sobre el lugar del procedimiento y el resultado positivo para la investigación en curso, por medio de Prensa del Tribunal Superior de Justicia.
La diligencia estuvo ligada precisamente a la búsqueda de armas de fuego, en una causa por supuesta agresión a un grupo de cazadores oriundos de la ciudad de Neuquén, episodio que tuvo lugar semanas atrás.
El procedimiento se realizó con sigilo en un campo ubicado a unos 55 kilómetros de esta localidad, a la vera de la ruta 40 y sobre las riberas del río Aluminé, camino al Collón Cura.
Como se apuntó, el procedimiento se hizo con estricta reserva, mediante una comisión ordenada por el juez Federico Sommer y constituida por un grupo de policías designados al efecto.
La insistencia en el carácter reservado de la operación -trascendió- no fue caprichosa, ya que en otras ocasiones se habían realizado allanamientos en la misma finca, sin resultado alguno.
Pero en esta oportunidad, se supo en fuentes ligadas con el caso, se hallaron decenas de armas, cientos de proyectiles, silenciadores, elementos para fabricar pólvora y cartuchos, cuya procedencia se investiga. Las fuentes anticiparon que en muchos casos no se exhibió el permiso de tenencia de las armas, por lo que se procedió al secuestro.
En ese mismo contexto, se supo que el magistrado no habría retirado la totalidad de los elementos sospechados, sino que se habría limitado a secuestrar unas 70 piezas, mientras que al mismo tiempo daba parte a la justicia federal de Zapala, a cargo de Rubén Caro. Se indicó que el total de armas ubicado en la casa sería el doble de lo que incautó el juez Sommer. Por esa misma razón no se descartaban nuevos procedimientos.
Varios incidentes
Como se apuntó, Mario del Campo es un conocido productor rural de la zona, que en reiteradas ocasiones ha aparecido ligado con incidentes que involucran a pescadores y cazadores, algunos de los cuales fueron investigados por la justicia y se encuentran en diversa etapa de proceso. Pero, a la vez, el propio Del Campo ha sido querellante en varios casos, como celoso custodio de la flora y la fauna del lugar y en contra de supuestos actos de furtivismo.
Por caso, ya en 1997 había presentado decenas de denuncias contra presuntos furtivos y contra funcionarios de la propia justicia y de la policía por supuesta inacción, lo que movió a una investigación ordenada por el entonces jefe de fiscales del Tribunal Superior.
En 1999, Del Campo enfrentó cargos y fue condenado por la Cámara de Zapala a cuatro año de prisión por delitos de coacción agravada y lesiones en perjuicio de un comerciante de Picún Leufú, por hechos ocurridos a orillas del Collón Cura en 1997. Sin embargo, apeló aquella condena y llegó hasta la Corte Suprema de Justicia.
En 2001, su nombre reapareció a propósito de un incidente con un guardafauna, que denunció haber sido amenazado. En 2004 fue denunciado y a la vez denunciante en un hecho que involucró a dos jóvenes en un supuesto caso de coacción con armas y al mismo tiempo furtivismo.
En aquella ocasión, vecinos de Junín de los Andes, muchos de ellos compañeros de los jóvenes, marcharon por las calles de esta ciudad y entregaron a los concejales un petitorio, que demandaba justicia y solicitaba que Del Campo fuese declarado persona no grata.
Ya en la actualidad, la pasada semana, en la misma zona del río Aluminé que linda con las tierras de Del Campo, se hizo una “flotada” que llegó hasta el Collón Cura, encabezada por organizaciones civiles que reivindican el libre acceso a los ríos y arroyos de la región, con la participación de más de 50 personas.
El contingente denunció que a prudente distancia eran vigilados por personas que serían propietarios o encargados de estancias, en esa hermosa porción de tierras que discurre a lo largo de unos 60 kilómetros entre el puente de La Rinconada y el puente del Collón Cura.