LONDRES (DPA).- Al imaginar un quiosco de golosinas regentado por la reina del pop Madonna, uno piensa en una tienda exótica con todo tipo de seductores dulces. Pero las canciones del nuevo disco de la estrella, "Hard Candy" (algo así como 'caramelo ácido') dejan todas un regusto similar.
Por fuera el álbum promete una embriaguez agridulce, pero suena como una mezcla de hip-hop, R&B y dance como la que se escucha día tras día en la radios estadounidenses. A punto de cumplir 50 años, Madonna no suena como una reinvención de sí misma, sino más bien como una copia de Nelly Furtado o Britney Spears.
Por primera vez, para su undécimo disco de estudio, que sale a la venta a partir del lunes en diversos países, Madonna trabajó con el productor Timbaland, con Justin Timberlake y Pharrell Williams, los "grandes" del negocio del hip hop en los Estados Unidos y que son responsables en parte también de las canciones de Spears y Furtado.
Timberlake aparece incluso en cinco canciones, entre ellas en el propio single del álbum, "4 Minutes". El tema trepó de inmediato al tope de las listas de éxito y es sin duda alguna pegadizo y bailable. Pero pareciera que fuese Timberlake el que marca el ritmo y no la "reina del pop".
Es casi una pregunta retórica cuando Timberlake afirma en la última canción, "Voices": "Who is the máster? Who is the slave?" (¿Quién es el maestro, quién el esclavo?)
La propia Madonna reconoció en una entrevista que es difícil tener a otros dioses al lado. "Estoy acostumbrada a ser la diva. Me tuve que adaptar para hacer espacio a los divos". Todo el tiempo aparecen sin embargo también elementos típicos del universo Madonna, como por ejemplo en "Candy Shop", que por momentos recuerda a su hit "Like a Virgin". "Give It 2 Me", el siguiente single, resalta como una canción pop original con elementos de ska.
En "Spanish Lessons" el oyente reconoce ecos de "La Isla Bonita", pero con un ritmo mucho más duro. En cambio, "Devil Wouldn't Recognize You" suena casi almibarado.
La expectación por el CD está a plena marcha desde hace semanas. Tras su sonado estreno como directora en la Berlinale, Madonna se puso a trabajar a pleno y aparece desde entonces en numerosas revistas con una belleza casi divina. Y como si de la edición de una nueva entrega de "Harry Potter" se tratara, antes de la aparición del disco se publicaron extractos en Internet.
La curiosidad también se aumentó con el ambiguo título, porque "Hard Candy" se usa a nivel coloquial como una expresión para las niñas menores de edad como objeto sexual. La tapa del álbum, en la que Madonna aparece con un body de látex negro con un cinturón dorado estilo rapero, apunta al componente sexual del álbum, algo a lo que el público de la cantante está acostumbrado.
En los hechos, las canciones hablan sobre todo de amor, venganza y sexo. En "Miles Away", la artista homenajea a su marido, Guy Ritchie, y en el videoclip de "4 Minutes" Madonna da rienda suelta a toda su capacidad de baile sobre provocativas botas de cuero hasta las rodillas. Que esta acerada mujer tenga dos hijos, además de otro adoptivo, y que cumpla 50 años el 16 de agosto, no puede ser más sorprendente. Será la última vez que la discográfica Warner ingrese dinero de Madonna, que es una de las artistas más exitosas del mundo con más de 200 millones de CDs vendidos.
Para los próximos diez años, la estrella firmó contrato con la empresa organizadora de conciertos estadounidense Live Nation.
Hasta los 60 años tendrá que sacar otros tres discos, según el contrato.
Algo que no es ningún problema, tal como canta en "Heartbeat": "I can go on and on" (Puedo seguir y seguir).