Domingo 20 de Abril de 2008 Edicion impresa pag. 26 y 27 > Internacionales
Los grandes desafíos y retos para quien resulte ganador

ASUNCIÓN (DPA).- Para algunos analistas políticos, lo que está en juego este domingo, y lo más importante que pudiera suceder, es la posible ruptura con la administración "stronista" del Estado.

Alfredo Stroessner gobernó en forma dictatorial de 1954 a 1989 y, con el apoyo político y social del Partido Colorado y las Fuerzas Armadas, consolidó un Estado autoritario, clientelista y prebendario que lo sostuvo 35 años y que pervive hasta hoy.

"Recién ahora, después de casi 20 años del derrocamiento de Stroessner, el Estado autoritario que lo sostuvo está haciendo aguas por todas partes", según afirmó el sociólogo Luis Ortiz Sandoval.

"Lo que está en juego, entonces, no es un quiebre razonado de dos momentos distintos de la historia paraguaya. No se juega "continuidad versus cambio", "renovación versus conservación" o "bien común versus privilegio oligárquico"; se juega el voto contra un partido hegemónico como única posibilidad objetiva de romper con la administración stronista del Estado", sostuvo Ortiz Sandoval.

 

Cambiar algo para que nada cambie

 

Para el sociólogo y analista político Marcial Cantero, sin embargo, "la profundidad del deterioro económico y social del país necesita cambios profundos, de fondo, no sólo un cambio de guardia".

"Creer que con la salida del Partido Colorado del gobierno se puede comenzar a cambiar, es engañarse porque Ovelar o Lugo son más de lo mismo. La situación que se presenta es cambiar seis por media docena, cambiar algo para que nada cambie", dijo Cantero.

 

La dictadura stronista sigue, aseguran

 

Cantero sostuvo que "la estructura social, económica y política montada por el Partido Colorado y la dictadura stronista no se ha desmontado. Sea presidente o presidenta quien gobierne los próximos cinco años, los verdaderos ganadores, serán los que actualmente detentan el poder, pues juegan a dos puntas", afirmó.

Sea Ovelar o Lugo quien obtenga la mayoría de los votos el domingo -la legislación electoral paraguaya no contempla una segunda vuelta-, deberá enfrentar una realidad de pobreza, desempleo, concentración creciente de la tierra y de las riquezas en pocas manos y elevada migración interna (del campo a la ciudad) y externa.

Paraguay está considerado uno de los países más pobres de América Latina.

El 20 por ciento de la población más rica tiene el 60 por ciento de las riquezas; entre 120.000 y 150.000 familias carecen de tierra para cultivar, y unas 2,2 millones de personas, de una población de 5,8 millones, viven por debajo de la línea de pobreza. El 37,4 por ciento de la población económicamente activa presenta problemas de empleo (el desempleo abierto llega al 15,9 por ciento y el desempleo total al 22,1 por ciento).

Estos datos son ofrecidos por la organización no gubernamental Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencias (CIPAE), citados por el sociólogo Ortiz Sandoval.

 

Tiempos de más inestabilidad

 

Según un informe de la Mesa de Desarrollo Sostenible, conformada por organizaciones campesinas y ONGs, unos 250.000 pequeños productores controlan el seis por ciento de la superficie agrícola (entre tres y 20 hectáreas) mientras que un uno por ciento de los grandes propietarios rurales concentra el 77 por ciento.

El próximo presidente de la república también tendrá que resolver el acelerado incremento, en los últimos dos años, de la migración de paraguayos en busca de trabajo y mejores condiciones de vida.

A España viajaron unos 100.000 paraguayos, en tanto que a Argentina emigraron unos 300.000.

"No debemos esperar grandes cambios para los próximos cinco años; debemos, sí, esperar inestabilidad política e ingobernabilidad, pues tanto Ovelar como Lugo encabezarán gobiernos débiles y enfrentarán protestas masivas de un pueblo que soporta demasiada pobreza", aseveró finalmente el sociólogo Marcial Cantero, quien se muestra más que expectante.

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