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Inédita pelea presidencial entre un sacerdote y una mujer | ||
El gran favorito es Fernando Lugo, ex obispo católico. Enfrenta a la oficialista Blanca Ovelar. | ||
ASUNCIÓN (AP).- Un sacerdote sin trayectoria política apoyado por sectores postergados buscará poner fin al régimen unipartidista de seis décadas del Partido Colorado, el cual respondió al desafío con la inédita candidatura de una mujer que espera surgir como la tercera presidenta en Sudamérica tras la elección presidencial de hoy. Fernando Lugo, que renunció a la jerarquía de obispo católico en 2006 para incursionar en la política, tiene su base de apoyo en grupos de campesinos e indígenas, pero fundamentalmente a muchos compatriotas que claman por un cambio en esta pequeña nación mediterránea azotada por la pobreza y la corrupción. "Dios nos dio la oportunidad de escuchar el llanto de nuestro pueblo. No le tengan miedo al cambio", dijo el ex obispo, de 58 años, en uno de sus recorridos de campaña por los suburbios bajos de la capital paraguaya. Con la popularidad de Lugo en alza, el Partido Colorado proclamó en elecciones internas a la ex ministra de Educación, Blanca Ovelar, la primera mujer que aspira a la presidencia en Paraguay, un país de fuerte tradición machista. Ovelar, de 50 años, ha intentado presentarse como el rostro de la renovación dentro de las viejas estructuras del partido Colorado, la única agrupación política legal durante los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner y que ganó todas las elecciones tras su caída en 1989. "No me altera que me tiren encima todos los pecados del coloradismo en 60 años. Si yo le echara en cara a Lugo todos los pecados de la Iglesia no podría desenterrarse'', aseguró ante miles de partidarios en el acto de cierre de su campaña. Cerca de 2,8 millones de personas están habilitadas para el votar el domingo, en una única vuelta que consagra al candidato con más votos. Desde que se lanzó su postulación, Lugo lideró las encuestas con varios puntos de ventaja sobre Ovelar. Pero el margen parece haberse acortado en las últimas semanas cuando empezó a funcionar a pleno la poderosa maquinaria política del Partido Colorado, con 1,6 millones de afiliados, luego de superar las diferencias surgidas en sus reñidas primarias. "Cuidado. El Gigante ha despertado", se lee en varios pasacalles de Asunción. Calcomanías y carteles con el rostro de Ovelar y el número 1 de su lista cubren la mayoría de las paredes. A su vez, "el gobierno (de Nicanor Duarte) hizo una buena campaña instalando el miedo a Lugo, sobre todo en las capas medias de la sociedad, y Lugo contribuyó porque sus propuestas no son concretas", dijo a AP Estela Ruiz Díaz, editora de política del diario Ultima Hora.
Ni de izquierda ni derecha Una de las promesas más controvertidas de Lugo es llevar adelante una "reforma agraria" que solucione el problema de más de 300.000 familias sin tierra, un flagelo que vivió durante su labor en la diócesis de San Pedro, una de las regiones más pobres. "El agita al pueblo en vez de contenerlo. El dice que va a repartir las tierras, pero al mismo tiempo que respetará la propiedad privada. Ya no quedan tierras fiscales, entonces ¿qué va a repartir?", se preguntó la presidenta de la Asociación de Sojeros, Claudia Ruser. Lugo responde que "no podemos identificar reforma agraria con expropiación" sino que se van a revisar los registros de propiedad y aquel dueño con papeles en orden "no tiene que temer". Para muchos analistas, si gana el sacerdote, Paraguay será otro país bajo signo de izquierda o centro-izquierda, que son mayoría en la región. Desde algunos sectores del oficialismo han dicho que con Lugo "Paraguay será una nueva Cuba" y lo acusaron de supuestos vínculos con el presidente venezolano Hugo Chávez. Incluso, Duarte alertó sobre la presencia de "agitadores" llegados desde Venezuela y Ecuador para provocar disturbios, lo cual hasta ahora no se probó. Pero Lugo, que lidera una heterogénea coalición integrada por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el principal de la oposición, ex colorados y 20 organizaciones sociales y de campesinos, se niega a ser encuadrado ideológicamente: "No soy de izquierda ni de derecha. Estoy ubicado en el centro" e insiste que "Paraguay tiene que hacer su propio proceso''. Hoy, los votantes deciden. | ||
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