Un intelectual que hace muy poco debió dejar su cargo en el gobierno para no tener que pelearse con uno de los grandes grupos mediáticos de la Argentina -por estos días una de las obsesiones de Néstor Kirchner, listo para dar el salto hacia la jefatura del PJ-, reflejó con estas palabras la confusión y escepticismo político existente en el oficialismo al cabo de 4 meses de la gestión de Cristina Fernández:
"En los últimos 30 días no encuentro a ninguno que se declare kirchnerista".
Mientras las negociaciones para desactivar el conflicto con el campo se realizan en una cancha embarrada y con quema de pastizales -que según el ministro Florencio Randazzo obedece a la irresponsabilidad de los productores agropecuarios- , hay temores fundados por la inflación y las dificultades de Cristina para "oxigenar" su conducción: es que la idea del "doble comando" instalada por Eduardo Duhalde terminó "asfixiándola" por la influencia de su esposo y el internismo que se desató en un gabinete con mando bifronte.
Ya en las postrimerías del 2007, sin éxito, un "cansado" jefe de gabinete, Alberto Fernández, había planteado un recambio ministerial para que Cristina pudiese en la segunda etapa de un mismo proyecto armar equipo, sin la impronta radial y confrontadora del pingüino, quien empezó a instruir a sus
"soldados" en el justicialismo, secundado por Daniel Scioli, Hugo Moyano y Jorge Capitanich, entre otros.
¿Qué pasará? No deben esperarse sangrías en medio de la resolución del grave diferendo con las entidades agropecuarias. Hoy por hoy, los métodos de Guillermo Moreno siguen siendo funcionales a los intereses de un Estado dirigista y redistribucionista.
Él golpea y golpea para tratar de que los precios no se desborden y luego Alberto Fernández arregla. Ya se dieron facilidades para ampliar las exportaciones cárnicas y aumentar la producción láctea y se dejó para esta semana la ríspida cuestión de las retenciones móviles a la soja y el trigo.
Pero si -como se afirma en el reducto "cristino"- en los próximos días se logra encarrilar los problemas y morigerar el malhumor social, será la hora propicia para encarar un relanzamiento, quizá el 25 de mayo. La misma estabilidad de Alberto Fernández (nominado para ser secretario general del PJ) está en duda.
Hay ánimo difuso por provocar una reforma. No hay, en apariencia, objeciones para Graciela Ocaña y Lino Barao, en Salud y Ciencia y Tecnología. El joven Martín Lousteau, a pesar del cariño que le tomó Cristina, podría ser uno de los fusibles del pleito campestre que de bucólico no tiene nada.
Una "cristino" confió a "Río Negro" que tambalean Jorge Taiana (un posible reemplazante es Roberto Lavagna) y Aníbal Fernández, mal visto por la Corte Suprema de Justicia.
Clave será saber si Alberto da un paso al costado y más, todavía, conocer su sustituto. También habrá que mirar con detenimiento qué pasará en un área que controla Kirchner con su libreta de almacenero.
Este diario conoció los consejos que transmitió en un paper Lavagna: enfriar la economía (esto es, no aspirar a números chinos y aceptar la baja del crecimiento a un 4 ó 5 por ciento anual); flotación libre del dólar estadounidense; recuperar la credibilidad del INDEC y dejar de volcar pesos al mercado.
¿Nombres para esa cartera clave? Mercedes Marcó del Pont, Martín Redrado y Javier Gónzalez Fraga.
"Estamos en un intervalo. Hay poco tiempo para dar respuestas y salir de la imprevisión. A la Argentina le va bien porque tiene oro verde", advirtió "Lilita" Carrió, la principal dirigente de la oposición, al pronunciarse en contra de las salidas violentas.
Colgados del pincel
Hay aliados del gobierno colgados del pincel. Entre ellos, los socialistas y los llamados radicales K, empeñados en ayudar a Cristina para que no continúe desgastándose. Hay que apoyarla en la renovación, dicen.
Tras el portazo que dio el catamarqueño Eduardo Brizuela del Moral, un gobernador de ese sector (buscarlo entre Miguel Saiz, Gerardo Zamora y Arturo Colombi), dijo a este diario: "Quisiera ser el hombre invisible. Hay mucha desorientación y no sabemos cómo termina la concertación plural".
"Le transmití al (vicepresidente Julio) Cobos nuestra inquietud. El matrimonio Kirchner no sabe qué hacer en el gobierno. Pareciera que se han olvidado de nosotros y que se han refugiado en el peronismo. Se ubicaron en una posición fundamentalista y por eso reclamamos urgentes rectificaciones".
Cobos pretendió organizar un encuentro para el martes, pero Alberto Fernández intercedió y convocó a todos para el miércoles en la Rosada.
Habrá un intento para recuperar a Brizuela del Moral, enojado porque no le mandan fondos de Nación y porque el Frente para la Victoria le hace la vida imposible. Y también se intentará sofocar los cuestionamientos de Colombi. Zamora y Saiz están en una postura contenedora.
Los cuatro mandatarios del radicalismo K transmitieron a Cobos que Cristina tiene una imagen positiva del 32 por ciento en la provincia de Buenos Aires, contra el 45 de Daniel Scioli. En el territorio bonaerense, intendentes como el de San Isidro, Gustavo Posse, se consideran afuera del entramado concertador "cobista", pero adhieren al gobierno.
"Por suerte, el radicalismo de (Gerardo) Morales está hecho bolsa. Eso nos hace disimular nuestra desorientación", sostuvo el gobernador.
A Cobos lo sostienen entre otros el ex ministro Enrique "Coti" Nosiglia y el ex diputado por Mendoza, Raúl Baglini. "Es una buena persona, pero es ingeniero y de política entiende poco", lo minimizó.
Como en otras instancias, el estilo de Néstor es poco dialoguista. Y con Cristina la comunicación siguió siendo mala. Y eso es lo que se procurará corregir a la brevedad, si se consigue abrir un sendero más amigable.
ARNALDO PAGANETTI
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar