NEUQUÉN (AN) - La provincia de Neuquén lanzará en dos meses el llamado a inversores para la construcción y operación de Chihuido, la presa que embalsará el agua del río Neuquén para prevenir crecidas y generar electricidad. La obra, que cuesta unos 1.000 millones de dólares, inundará las tierras donde ahora se encuentran tres parajes, cuyos habitantes serán relocalizados.
No habrá esta vez más aportes estatales que las medidas de fomento que puedan obtenerse de los gobiernos provincial y nacional: exención de aranceles de importación, diferimiento de IVA o resignación de regalías. A cambio, a la central hidroeléctrica se le reconocerán precios muy superiores a los actuales, en virtud del programa Energía Plus.
Chihuido y su compensador, Chihuido II, son presas diseñadas por Agua y Energía, la empresa estatal que fue privatizada hace 15 años. Durante los gobiernos de Felipe Sapag y Jorge Sobisch, la provincia impulsó sus construcciones con el fin de hacerse de los fondos que la Nación debe aportar para prevenir las consecuencias de una crecida máxima histórica del río Neuquén.
Hubo procesos muy criticados por la oposición debido a que se realizaron mediante el modelo de la iniciativa privada. El compensador fue adjudicado incluso al grupo Pescarmona, pero con un proyecto mucho más ambicioso porque tenía un capítulo de irrigación y agricultura en tierras del desierto.
Desde entonces hasta ahora lo que cambió fue la necesidad del país de contar con mayores aportes de electricidad y el incremento notable del precio mayorista de la energía.
Aunque el sistema está desfasado y no puede cumplir con los pagos a los generadores por el congelamiento de la tarifa estacional, los precios mayoristas son hoy en dólares superiores a los anteriores a la devaluación. Y como el gobierno nacional dispuso que cualquier nuevo aporte en generación será mejor remunerado aún, hay interés en invertir.
En los '90 esas inversiones se basaron en el combustible más abundante y barato de Argentina, que era el gas. Pero hoy la poca oferta no alcanza a cubrir la demanda. Por eso, la energía hidroeléctrica gana espacios en las carpetas de los inversores.
Con la asunción de Jorge Sapag en la gobernación neuquina, se reflotó, junto con Nación, el proyecto de Chihuido (sin el compensador). Se creó una unidad ejecutora coordinada por el presidente de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), el neuquino Elías Sapag -hermano del mandatario- que junto con el área de Recursos Hídricos de la Nación, además de la secretaría de Energía, trabajaron estos meses en el proyecto.
En el medio hubo un recálculo de la crecida máxima probable del Neuquén, en función del grave episodio del 2006 que casi provoca una tragedia, que determinó caudales muy superiores a los conocidos. Sostienen que Chihuido podría contener el volumen de una crecida así.
En el concurso de inversores los interesados deberán proponer el sistema de financiación de la obra. Ganará el que proponga la menor ayuda estatal (exención de aranceles a la importación de componentes, diferimiento de IVA o resignación de regalías).
Cuatro meses después de la presentación de las propuestas, llegará el momento de la clasificación de las ofertas. Si no hubiera atrasos, hacia la primavera debería estar definido el ganador de la compulsa y a fin de año la obra sería adjudicada, según confió una fuente oficial.
Unas 300 a 400 personas deberían ser relocalizadas. Son los habitantes de los parajes Quili Malal, Villa del Agrio y Agrio del Medio. Dicen en el gobierno provincial que está avanzado el diálogo para el traslado de los pueblos. Se tomó una altura de la presa que permitiera que Bajada del Agrio quedará afuera del área a inundar.
Habrá que ver las ofertas que se presenten, pero se estima que Chihuido costará entre 800 y 1.000 millones de dólares.
La especulación es que podrían presentarse a la compulsa varias empresas. La exigencia es que sean argentinas.