Cómo informar sobre infancia y violencia?' En España, a través de un reciente estudio que nos envió el Centro Reina Sofía, la mayoría de los encuestados cree que debería existir la figura de un periodista especializado en estos temas y que los profesionales de la comunicación suelen confundir algunos términos. Éste es el caso, por ejemplo, de conceptos como el de la "violencia escolar" y "bullying (acoso escolar)" que en ocasiones se utilizan como sinónimos sin que en realidad signifiquen lo mismo.
Dice también el estudio que es preocupante que el 57,60% de los profesionales encuestados responda que no considera que en general exista "rigor a la hora de informar sobre violencia perpetrada por menores en las escuelas", sino que opina que "la mayoría de los medios está dando cabida a todo tipo de sucesos, informes y encuestas sin contrastar rigurosamente la fuente de la que proceden".
En nuestro país -en el caso de una investigación citada por los medios en momentos de una escalada de hechos de violencia-, se menciona que "1 de cada 4 alumnos ha visto un arma en la escuela", sin detenernos a pensar qué significa eso en una investigación, ya que un solo alumno puede llevar un arma y mostrarla a cientos de compañeros. La inquietud del comunicador que acompaña la reflexión del lector o del oyente debería ser, ¿cómo incide en la sensación de seguridad y en el clima escolar que haya entrado un arma a la escuela?, ¿cuáles son los planes de prevención y control sobre armas que poseen las escuelas?, ¿con qué fines podría ser utilizada (según sea el portador víctima o victimario)?, ¿qué relación existe entre delincuencia y violencia escolar?, etc. Las respuestas a estas preguntas, como a tantas otras, ya han sido expresadas por los investigadores, sin embargo esa información no se difunde, porque los periodistas desconocen las fuentes y muchas veces son los mismos funcionarios los que las desconocen.
Así como por una prudente política editorial (dado su poder mimético) evitamos informar sobre suicidios, estamos en deuda y deberíamos continuar investigando acerca de los efectos que provocan las notas que se dan sobre la violencia de los menores en los ámbitos escolares y que, en la mayoría de los casos, no van acompañadas de una reflexión formadora.
Si en Latinoamérica y el Caribe comienzan a ver la necesidad de tratar estos temas, tan sensibles a las familias, a los centros escolares y a la sociedad en general, los comunicadores sociales deberán cumplir hoy más que nunca un rol también educativo, pero es prioritario que lo hagan con la responsabilidad y el nivel que compete.
ALEJANDRO CASTRO SANTANDER
(*) Coordinador general. Observatorio de la Convivencia Escolar (UCA) obs.convivencia.escolar@gmail.com. Red Iberoamericana de Observatorios de la Violencia Escolar
(UCB - UNESCO Brasil)
Especial para "Río Negro"