NEUQUÉN (AN).- En la batalla por la vida diaria, el rosarino Adrián Abonizio declara un moderado empate. "En un empate cualquiera puede ganar", dice y se muestra. Un soldado que con la voz y la palabra salió a dar pelea tomando como trinchera y campo, el escenario y el estudio de grabación. Abonizio viene a cantar sus historias y a recordar viejos tiempos.
El músico, compositor, docente, periodista y escritor se presentará hoy a las 22 en Casa de la Cultura de General Roca, mañana a las 21 en el salón Fundadores de CALF, ubicado en Mitre y Bahía Blanca de Neuquén y el domingo a las 21 en la Caja Mágica, Roca 381 de Cipolletti.
Abonizio brindará un recital acústico donde se dará el gusto de reparar su cancionero de dos décadas de historias y cantar algunas canciones que son parte de su último disco "Extraño conocido", lanzado en 2006 también en formato acústico.
Pertenece a la histórica Trova Rosarina, que en la década del 80 desembarcó en Buenos Aires de la mano de Juan Carlos Baglieto para revolucionar a toda una generación con temas emblemáticos como "El témpano", "Dios y el diablo en el taller" y "Canción de mate cocido", entre tantos otros. Es el autor de la mayoría de las canciones que grabó Baglieto, que se transformaron en éxitos rotundos para la historia del rock nacional. Su estilo particular y ecléctico queda impreso en sus canciones "a modo de pequeños cuentos que se montan en melodías lánguidas y que muchas veces remiten al sonido del folclore litoraleño".
Actualmente está trabajando en dos nuevos proyectos junto a otros músicos y armando su próximo disco solista que se llamará "Batalla".
"Teniendo en cuenta que tengo 50 años y que muchas veces uno sufre la ausencia de escuchar historia de la gente de mi generación, estoy tratando para este disco de escribir canciones que a mi me gustaría escuchar. Representa a las batallas que
hemos perdido y las que hemos ganado en estos años buscando ciertas quimeras. Es un poco un resumen de lo que ha vivido este país", contó Abonizio en diálogo con "Río Negro".
-En lo personal, ¿qué batallas ganaste y cuáles perdiste?
-Yo voy empatado. Las mejores batallas ganadas son las que no se pueden contar, que son personales, esas no son para afuera, y las que perdí son las que perdimos todos, la falta de confianza en la dirigencia, los crímenes impunes, los Fuentealba que están dando vuelta por todos lados. Las que ganaron los otros también son mías. Hay un moderado empate. A mi me gusta el empate porque cualquiera puede ganar.
-Entre las batallas de la generación del ochenta y las de la generación actual, ¿qué cosas cambiaron, qué cosas siguen igual?
-Vamos desparejo y muy lento. La democracia no asegura nada pero te da ciertas garantías. Lo que ha cambiado es el sistema, antes se reformulaba la impunidad, ahora está más cerca la idea de justicia. Eso lo ganamos nosotros, no los políticos. Comparado con mis tiempos, antes había gente desaparecida; ahora en todo caso te pegan un tiro o te secuestran. En aquella época no existías más. Pero en general, si recuerdo cuando era joven todo sigue más o menos igual. El paisaje es el mismo, pero uno tiene que tener esperanza sino uno se suicida y suicidarse es darle el gusto a los que siempre ganan.
-¿Tenés algún proyecto por concretar?
-Sí, editar mis novelas. Están escritas pero publicar es más complicado. "Tristes lobizones" es una novela que habla de gente que se convierte en cosas malas para vivir. La otra, "Extranjería" habla de sentirse extranjero en todos lados.
-¿Un deseo?
-Que Rosario Central siga en la A.