VIEDMA (AV).- El gobernador Miguel Saiz delinea acciones para retomar la iniciativa tras una semana internamente conflictiva. Ya resolvió una masiva convocatoria de radicales para la segunda quincena de mayo, y la profundización de contactos con los intendentes, incluyendo a los justicialistas.
A su regreso de Estados Unidos, Saiz se incomodó y se molestó. En Viedma lo esperaba el cuadro que más lo irrita: el de los conflictos, máxime cuando éstos afloran desde el mismo oficialismo.
Las críticas declaraciones de Bautista Mendioroz -publicada el lunes por "Río Negro"- generó un reflejo interno, con múltiples razones y orígenes.
El vicegobernador había dicho que faltaba "más debate" y advirtió que en el gobierno se "debían enojar menos y escuchar más". Este análisis correspondía a las reacciones del oficialismo frente a las críticas de la Defensora del Pueblo, Ana Piccinini. El gobernador se enteró en Miami de la entrevista. Los primeros datos llegaron de parte de su director y amigo Raúl "Costilla" Rodríguez. Un relato que incorporó quejas por los dichos del vice. Después, el secretario Francisco González le transmitió una visión más medida y relativizando el hecho. Otros sumaron dispares opiniones.
El miércoles, Saiz llegó a Viedma y, según su interlocutor, su reacción rotó, entre molestias moderadas y contundentes quejas. Dos conclusiones sí fueron unánime: la oportunidad de la entrevista por su ausencia; y la reivindicación de Piccinini. Su opinión era más relativa frente a las afirmaciones, y la irritación se extendió -como siempre- a quienes potenciaron el conflicto.
Otra acción de Mendioroz molestó más a Saiz. En su ausencia, el vicegobernador recibió al titular de la Unter, Marcelo Nervi. El gremialista se fue del despacho con el compromiso de Mendioroz que se ocuparía de acercar posiciones. El viernes, Nervi llamó al vice y la respuesta fue que la negociación la maneja Educación y Alejandro Betelú. Cerró ese sendero que, según el gobernador, nunca debió abrirse. Ocurre que Saiz nunca quiso ofrecer esa alternativa a la Unter.
Por terceros, Mendioroz ya sabe del estado de ánimo de Saiz. También lo advierte con sus gestos: el vice le dejó un mensaje pero, hasta el fin de semana, no había tenido ninguna respuesta.
Aún así, Mendioroz continúa con su agenda legislativa y su iniciativa. Por eso, Saiz escuchó esta semana con más atención a quienes lo aconsejan de intensificar su presencia y el accionar del gobierno. Un intenso desfile de dirigentes se advirtió el viernes por su despacho, desde legisladores -como Daniel Sartor y Adriana Gutiérrez, y antes había estado Iván Lazzeri- hasta el senador Pablo Verani, pasando por ministros y otros funcionarios.
Saiz concluyó con ideas resueltas. Por ejemplo, cumplirá
una convocatoria masiva de radicales para el relanzamiento provincial pero quedará para la segunda quincena de mayo o, eventualmente, junio. Se preveía para el 26 de abril en Allen pero pasará para después de la elección de Bariloche (18 de mayo). Aún su enojo, Saiz recogió así la opinión de Mendioroz cuando -antes de su viaje a Estados Unidos- le planteó su rechazo a esa reunión al coincidir con la campaña barilochense y, también, desconfió por las derivaciones de su alineación kirchnerista.
El gobernador también planteó acciones para retomar la iniciativa, programando recorridas por la provincia y recuperando contactos con los intendentes, considerando convocar a los jefes comunales del justicialismo (que se retiraron recientemente del llamado del gobierno).
Ficción o realidad, los dichos que se sucedieron pronostican escenarios divisorios. Sartor y Lázzeri actúan en esa dirección, y también ciertos ministros. Esta situación se advirtió en el asado realizado el martes en lo de Alfredo Pega (quien le respondió públicamente a Mendioroz) que reunió al contador Pablo Verani y Cesar Barbeito con legisladores como Sartor, Lázzeri, Adrián Casadei, Adriana Gutiérrez (la visión más conciliadora), Adrián Torres, Patricia Ranea y, entre otros, Gabriela Buyayisky.