-Usted defiende un gobierno peronista...
-Defiendo un proceso que busca lo nacional y popular...
-Como quiera, pero no habla de peronismo y le es ajeno el mundo simbólico del peronismo, ¿de dónde viene ideológicamente?
-Familia peronista pero movimientista, o sea, con visión superadora del partido como espacio de acción política. Y abuelo español, anarquista y republicano. Luchó en la Guerra Civil, cayó en manos de fascistas en la batalla por Valencia. Lo fusilaron, pero no le dieron el tiro de gracia. Lo dejaron tirado contra una tapia. Cuando la familia llegó con un cajón para enterrarlo, respiraba. Simularon: lo metieron en el cajón y arrancaron para el cementerio, pero en el camino lo sacaron para curarlo y siguieron con el cajón vacío hasta el cementerio. Le dieron "sepultura". Mi abuelo se curó y luego huyó a Argentina vía Perpignan, Francia...
-¿Cuál es su visión de la política como territorio de acción, D'Elía?
-Es lucha. Me gusta que la sociedad esté politizada, que cada sector, que cada uno asuma posiciones, se defina. Política sin caretas... Ahí me siento cómodo.
-Pero en ese camino usted aparece siempre apuntando a lo que algunos historiadores llaman "radicalización acumulativa": ir a un extremo rápidamente. Su discurso, por caso, está en mucho plantado en el concepto de lucha de clases aunque usted no lo exprese así. ¿Cree que Argentina está inmersa en un proceso de esa naturaleza?
-Hay puja distributiva que genera tensión sobre el modelo de país que se quiere. Y este modelo difiere según la pertenencia social de cada uno, o sea, hay tensión de clases... Pero sí, sería un mentiroso si no reconociera que la puja distributiva tiene un costado de lucha de clases. De todas maneras aquí nadie está planteando el socialismo, al menos por ahora...
-¿Qué quiere decir por ahora? ¿Que ese planteamiento puede ser la consecuencia de cómo se desarrolle esa "tensión"?
-Puede ser, puede ser... pero por lo menos en esta etapa el proceso se desempeña en el marco del capitalismo y la democracia burguesa.
-¿Ahora?
-Un militante que defiende ideas... Acción fundada en ideas. No me deje solo con la acción...
-Como usted quiera. Pero no abunda lo neutro. Ese "por ahora" suena advertencia sobre qué sesgo puede tomar este proceso si persiste lo que para usted es resistencia de algunos.
-Mire, yo no hago política con advertencias. Voy derecho al grano, acciono, me juego. Soy protagonista claro, definido. Por lo demás, veremos.
-¿Veremos qué?
-Por donde marcha esta lucha. Ahora, en estas semanas, en los hechos, obligamos a muchos argentinos a que se saquen la careta. Ya no son más "apolíticos"... Mire, cuando el 25 a media tarde, en bar "La Victoria" de Hipólito Yrigoyen y Bolívar, entro a tomar un café y me encuentro que en una mesa está Cecilia Pando (N. de R: esposa de un oficial del Ejército que aprueba los métodos represivos aplicados por la
dictadura última) y veo que esta chica tiene un megáfono amarillo en la mano y rodeada de gente cuyo aspecto exterior era parecido al de los habitués del Campo Argentino de Polo...
-¡D'Elía, no me hable desde el prejuicio!... ¡El prejuicio siempre se funda en el miedo y a usted lo ha llevado a apelar a la palabra "odio" para definir su relación con quienes no piensan como usted...Usted de
nuncia el prejuicio de quienes combate, pero cae en lo mismo.
-¡No caigo en ningún prejuicio!: hablo desde la realidad. Y en cuanto a lo del odio...
-Ya lo vamos a hablar...
-Pero es así: junto a Cecilia Pando esa tarde, en ese bar, estaba la oligarquía... Ahí estaba incluso la xenofobia que mostraron muchos caceroleros en la movilización... Entre paréntesis: recomiendo una nota publicada días atrás en página de opinión de "La Nación"... es de Ariel Armony...
- Es miembro de Colby College.
-Dice muchas verdades sobre la xenofobia que hay en los sectores medios, medio altos, clase alta... y bueno, viendo a Cecilia me dije: "Aquí está pasando algo"... Rato después supe de cacelorazos en Plaza de Mayo que no tenían nada de espontáneo y en el comienzo los lideraba Pando. El grupo de ella va todos los 25 de marzo a Plaza San Martín a recordar a la dictadura, pero ahora, montados sobre el conflicto con el campo, cambiaban de plaza. Y ahí decidimos movilizarnos.
-Pero usted entró a la plaza desde lo peor: a pura prepotencia. Y hora después tira al combate una palabra muy densa en la historia argentina: odio, una palabra que expresa muchos desencuentros en ese pasado...
- Desencuentros no resueltos...
- O sea que si estuvieran resueltos no hablaría de odio. Pero aun admitiendo eso, como ser con responsabilidades públicas muy elocuentes, ¿no está arrepentido de apelar a un término muy excluyente en la dialéctica del trámite político? Odio es algo muy cercano a la pulsión de muerte...
-No, no estoy arrepentido. Hago lo de Hugo Chávez: provocar a los sectores que se oponen a una mayor justicia social, confrontarla ideológicamente, molestarla, obligarla a que se asuman como contrarios a un proceso nacional y popular. En estos días se metieron en agenda del discurso varias categorías importantes... oligarquía, xenofobia, monopolio. Esto hace a darle contenido a la democracia y yo provoco en función de esa línea...
-¿Provoca?
- Provoco.
-¿Y si para darle contenido a la democracia es necesario prohibir a los Simpsons, hay que prohibirlos como hizo Chávez?
-Esa prohibición es una pelotudez.
-¿En el gobierno nacional están chochos con su estilo?
-Trabajamos en la misma línea.
-¿Usted le pidió luz verde para movilizar sobre la plaza?
- No, pero supe por De Petri que el gobierno no estaba de acuerdo con que yo movilizara. Pero tampoco yo necesitaba que me alentara el gobierno porque desde el razonamiento político estamos en lo mismo. Ni necesitamos mirarnos... como Silva y Acosta, "los albañiles de Lanús"...
-Pero si Di Pietri le dice que el gobierno no quería que usted movilizara, ¿a posteriori de los hechos le manifestó malestar por haber movilizado?
-No, para nada. Es más, cuando fui a Parque Norte, yo era una especie de "héroe nacional" del kirchnerismo.
-¿Su relación con el gobierno sigue pasando por Oscar Parrilli?
- Sí. Nos vemos una vez por semana, cada 10 días... es un hombre muy sereno.
-¿Tampoco a él le informó que iba a la plaza?
- No. Hablamos después. Soy un tipo de alto grado de autonomía. Lo que pasa es que lo que hago a veces coincide y a veces no con el gobierno nacional.
-¿Y que le dijo Parrilli de la movilización sobre Plaza de Mayo?
- Que había sido algo muy espontáneo y que era valorado (por el gobierno) lo que habíamos hecho, se valoraba, me dijo Parrilli, la acción de todos los militantes que fueron... porque yo llamé a mucha gente pero también vinieron otros... Victoria Donda, diputada nacional e hija de desaparecidos, Gustavo Oliva, director del Colegio Nacional de La Plata... "Vengan muchachos, que se nos cae el gobierno"...
-¿Tan débil lo veía al gobierno?
- No, pero había que defenderlo.
En busca de "horitas cátedra"
Luis D'Elía comanda sus huestes desde el 1302 de la Avenida Corrientes, justo en la esquina con Talcahuano. Ahí funciona la Secretaría de Tierras para el Hábitat Social, un organismo oficial del cual advierte que es "asesor ad honórem", pero en el cual campea como poder total.
Su militancia se remonta a los '70 como miembro de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Zona Oeste. En febrero del '76, un grupo armado lo secuestró junto a otros compañeros.
En una galería de pleno centro de Morón. Recuerda D´Elía: "Nos simularon un fusilamiento y se fueron. Cuatro días después secuestran a otro compañero, Daniel Perrone. Lo asesinan y tiran su cadáver en el escudo de Luján. Al día siguiente, un profesor de matemática financiera que teníamos en el secundario -Fusaro-, hombre de lo milicos que enseñaba en Campo de Mayo, comentó en sala de profesores: "Ayer le dimos a Perrone, ahora le vamos a dar a Nicolusi y a D'Elía. El jefe de preceptores, Santiago Matesan, nos avisa y nos borramos durante un año. Nos protegió el cura Enrique Lapadula, que nos tiene en el Sagrado Corazón, en San Justo".
Profesor en enseñanza elemental, egresado en el año '82 en el Instituto de Profesorado Manuel Dorrego de Morón, hoy procura que su amigo Gustavo Oliva, director del importante Colegio Nacional de La Plata, le otorgue "algunas horitas cátedra".
CARLOS TORRENGO
carlostorrengo@hotmail.com
JUAN IGNACIO PEREYRA
ipereyra@netkey.com.ar