NEUQUÉN (AN)- La única versión que se conoce hasta ahora sobre lo que pasó el viernes al mediodía es la que aportó Sergio Rodríguez. Dijo que tuvo una discusión con su joven esposa, Eva Tapia, porque a sus 17 años estaba agobiada con la crianza de los dos hijos, Candela de 2 años y 3 meses, y Héctor de 52 días de vida. Y que hasta le manifestó que estaba dispuesta a regalar al más chico. Rodríguez, de 23, dice que la dejó sola; se fue a la casa de su madre a pedirle plata para comprar pañales y de paso que intercediera en la disputa conyugal. Y que cuando volvió, encontró la vivienda vacía. Para entonces, su mujer y sus hijos ya estaban ahogados en un canal de riego que pasa a pocos metros de la casa, en la zona de chacras de Centenario.
El mismo viernes a la tarde un tomero encontró los cuerpos de los chicos en el canal principal. Ayer apareció el cadáver de Eva, en un canal secundario. Y Sergio quedó en libertad, porque no hay pruebas en su contra que lo conviertan en sospechoso de un crimen. No hay rastros de violencia reciente en Eva ni en sus hijos. Tampoco en las manos o el cuerpo de Rodríguez.
"Aún no sabemos si estamos ante un crimen, un accidente o un suicidio", dijo una fuente judicial consultada anoche. "Por las pruebas reunidas hasta ahora, el hombre no habría tirado a su esposa y a sus hijos al agua", señaló por su parte uno de los jefes de la comisaría Quinta de Centenario. "Ahora bien -agregó- si había otra clase de violencia en esa pareja, si ella se sintió acorralada o inducida para hacer lo que hizo, o afectada por el estado puerperal, no podemos saberlo",
Hay otros detalles: al parecer en el cuerpo de la nena, los forenses hallaron rastros compatibles con algún tipo de abuso sexual de antigua data. Y en el de la madre, un hematoma por un golpe que le habría pegado su esposo el jueves.
Los resultados de la autopsia indican que la madre y los hijos entraron vivos al agua, y que murieron por asfixia por inmersión. No se sabe el punto exacto donde cayeron; los cadáveres apare
cieron en el canal de riego aguas abajo de la vivienda de Rodríguez. La nena y el nene estaban en el canal principal, separados a unos tres kilómetros de distancia entre sí; la madre en un canal secundario, a dos kilómetros de distancia. Pudieron hallar el cuerpo porque interrumpieron el regadío y el cauce se secó en pocas horas.
El hallazgo del cadáver de la madre se produjo ayer alrededor de las 11. De inmediato la Policía de Centenario, al mando de Nicolás Nievas, avisó a la fiscal Sandra González Taboada y al juez Marcelo Muñoz, quienes viajaron para presenciar el levantamiento del cuerpo.
A las 14 se hizo la autopsia. Había urgencia por conocer el resultado ya que debían resolver si mantenían detenido a Rodríguez o lo dejaban en libertad. Y el resultado benefició al hombre, quien salió libre.
Rodríguez permanecía en la comisaría Quinta desde el viernes a la tarde. Ayer a la mañana asistió al sepelio de sus hijos, esposado y con custodia policial. El oficial que habló con este diario indicó que "el hombre no tuvo una actitud de ocultamiento. La madre corrobora su coartada de que estuvo con ella. Son ciertos sus antecedentes, pero son por delitos contra la propiedad, no contra las personas".
Del hospital, a Rodríguez lo mandaron a la comisaría y quedó demorado. Lo revisaron, le buscaron rastros de rasguños, de golpes, de piel bajo las uñas, pero no hallaron nada. Eso, más el resultado de la autopsia a Eva, lo beneficiaron y quedó libre aunque sigue la investigación.