"Cuentos de navegantes", de Juan Bautista Duizeide, es una antología fuera de lo común: incorpora una serie de relatos de autores hispano-parlantes a despecho de la tradición anglosajona, pone el acento sobre los trabajadores del mar y marca un territorio cultural bien definido a pesar de su inmensidad.
"No es una antología cualquiera; en efecto yo quería marcar territorio, me interesaba que se trataran de buenos textos literarios, pero no quería detenerme ahí. Quería romper con el monopolio que tienen los anglosajones en el género, y esto tiene raíces más geopolíticas que estéticas, aunque soy un gran consumidor de esa literatura", confesó Duizeide.
"Soy admirador de Conrad, Melville -uno de mis autores favoritos-, Stevenson, y otros menos conocidos pero que son excelentes como Stephen Crone o William Hope Hodgson", nombró el autor de "En la orilla" (Premio Nacional de Narrativa Breve Leopoldo Marechal 2004) y "Kanaka" (Premio Cortázar 2005).
Para Duizeide, "la primera novela de aventuras en el mar no es como mucha gente piensa la parte del naufragio de Robinson Crusoe, sino una novela, 'Infortunios de Alonso Ramírez', escrita en 1690 por un mexicano, Carlos de Sigüenza y Góngora".
¿Qué pasó para que esa literatura no trascendiera? "Pasó que Inglaterra se adueñó de los mares, y sin embargo navegantes los ha habido de todos los colores, lenguas y religiones".
Experto en océanos
En esta antología, prologada por el escritor español Arturo Pérez Reverte y recién publicada por Alfaguara, hay escritores colombianos (Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis) y el chileno Francisco Coloane, "un autor insoslayable, un hombre que ha vivido el mar patagó
nico y ha escrito sobre el", mencionó.
Y cuentos de escritores argentinos: Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Leopoldo Brizuela, Haroldo Conti, Carlos María Domínguez y Hugo Foguet.
Duizeide rescata autores como el tucumano Foguet ("Un olvidado que fue marino mercante, maquinista naval y tiene un libro 'Convergencias' tan bueno que me costó elegir un relato) o Conti ("Alguien que tiene una vida semisalvaje y marginal en nuestro delta ¿es un navegante? Sí lo es y por eso incluí el cuento 'Todos los veranos'").
Más allá de la imagen del navegante anglosajón de mediados del siglo XIX, "para mí también es navegante un pescador de un pueblo pobre de Francia, o un aborigen del extremo sur de América".
Otra cosa que le interesó al compilador fue que se trataran en general de cuentos de trabajadores del mar. "Bien decían los griegos que hay tres clases de hombres: los vivos, los muertos, y los que viven en el mar (los que trabajan en él)".El mar puede ser ámbito de muchas cosas describió: "De la aventura, la guerra, el amor, el crimen, el misterio, el terror. Y en la medida de lo posible quise que estas circunstancias estuvieran presentes en la antología".
En esa multiplicación de estilos, "también quería que estuviera la reflexión estética, religiosa, filosófica, política. Brizuela en 'Luna roja' apunta a esto. Es un relato muy raro, tiene un poco de ese género que prácticamente inventó Borges que son los cuentos disfrazados de ensayo".
Desde la perspectiva de Duizeide, lo que se multiplican son las visiones del mundo. "Al fin y al cabo la navegación es una de las más viejas metáforas de la vida, muy presente en la literatura castellana y el mar es una de las grandes metáforas de la identidad".
"Yo fui un navegante profesional -resaltó-, por desgracia nuestra marina mercante fue desguazada y no se han hecho los intentos necesarios para recuperarla. Es un despojo que sufrió el país y acá hay otro territorio que me interesa abarcar: quiero que cuando se piense en el mar no se piense sólo en la ESMA".
"Ahora soy un navegante deportivo, pero he dejado de ser un trabajador del mar. Evidentemente sí, hay una perdida y un intento de recuperar lo perdido desde otro lugar: a través de la escritura", concluyó. (Télam)