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La atracción de las picadas y las llamaradas | ||
El colapso, la flexibilidad en los controles que realiza la Policía y el paro de los agentes municipales de tránsito permite que haya más motos circulando, en su mayoría de 110 centímetros cúbicos, que son las que suelen utilizar los arrebatadores y los jóvenes que hacen picadas. "No hay tantas picadas, pero de todas maneras existen", aseveró el comisario Aguilera. En ese mismo sentido, desde la comuna de Neuquén, Orlando Zapata, del área de control de tránsito, admitió que las hay y que recibido "comisiones de vecinos por este tema". Las zonas elegidas para este tipo de carreras son las del Alto, la Plaza de las Banderas y la calle que va al Barrio Copol; detrás de cerámica Zanon y en las calles Lanín, Independencia, Primeros Pobladores y la ruta 7. Por ley nacional, las picadas en la vía pública pasaron a ser un delito que se castiga con penas de prisión. Se suma el fenómeno de los retoques que se les hacen a las motos de 110 centímetros cúbicos para que arrojen fuego por sus caños de escape. Para lograrlo los muchachos pinchan el cable de bujía que va a la bobina de arranque y desde ahí mandan otro cable a una bujía adicional que ponen en el caño de escape. Al acelerar o desacelerar la bujía hace un chispazo dentro del caño de escape y el gas se convierte en llamarada. (AN) | ||
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