Hank Moody, el personaje de David Duchovny en "Californication" sabe de qué se trata. El hombre, un escritor serio con muchas debilidades humanas, se encalla los dedos encontrando las palabras perfectas para su libro "Dios nos odia a todos". Hollywood pone el ojo. Pero sobre todo la bala: contrata a Tom Cruise y Katie Holmes y le da tantas vueltas a la novela para adaptarla a sus estrellas favoritas, que el texto termina convertido en el engendro de "Esa pequeña loca cosa llamada amor", un éxito de taquilla, claro, pero que ni por todos los dólares que recibió, consigue sacarle la frustración y el odio a Moody.
Es un personaje y una situación de ficción. ¿O no?
La relación entre Hollywood y la literatura no es nueva. Pero ahora que las ideas parecen languidecer muertas de sed y los guionistas hacen huelgas históricas, los libros parecen convertirse en la tierra prometida de la industria del cine. Y a diferencia de lo que le ocurre a Moody, a veces la pantalla grande y la letra chica hacen buena pareja. Como ejemplo, bien vale el botón de muestra de los últimos Oscar: de las cinco nominadas al premio mayor -o sea mejor película-, tres surgieron de las páginas de una novela. Y de las buenas. "Expiación, deseo y pecado", que estrenó el jueves en el cine Español de Neuquén, es el traslado a la pantalla grande de uno de los mejores libros del británico Ian McEwan, "Expiación". "No es país para débiles", de los hermanos Coen, que terminó llevándose los Oscar más prestigiosos, es también la traducción a imágenes del libro de Cormac McCarthy. Y finalmente "Petróleo sangriento", que dirigió Paul Thomas Anderson, es su versión de "Petróleo", del escritor Upton Sinclair.
Tres buenos ejemplos de que la literatura y el cine no sólo pueden convivir sino también tener planes más serios. Tanto es así que los Coen ya tienen agendado el último libro de McCarthy para hacer una futura película. En efecto, "La carretera", un texto tan sórdido y áspero como el anterior, que tendrá a Viggo Mortensen como protagonista, comenzará a filmarse en breve. Pero en este caso hay que decir que los Coen son algo así como las almas gemelas de ese escritor parco y austero. Pero ellos no los únicos interesados en él. Ridley Scott ya compró los derechos para filmar "Meridiano de sangre", otra excelente novela de McCarthy.
¡Dejen mi libro en paz!
Claro que no todos los matrimonios llegan a buen puerto. O dicho de otra manera: hay muchos Hank Moody a un costado de las autopistas de Hollywood, odiando a la raza de productores y directores más interesados en la recaudación millonaria que en respetar los originales.
"El amor en los tiempos de cólera" es, quién lo duda, otra obra maestra del genial Gabriel García Márquez. Pero su traducción al cine, con el Florentino Ariza de Javier Bardem, y la canción de Shakira, no alcanza para llevar a la pantalla las complejidades y encantos de la palabra del escritor colombiano. Es que
una cosa es leer realismo mágico y otra, bastante diferente, verlo traducido al inglés desde una butaca en una sala oscura.
Y algo peor le ocurre a "Soy leyenda", un clásico de la ciencia ficción, de Richard Matheson, que ya pasó por las carteleras locales. En su tercera versión para el cine, y con el taquillero Will Smith en el papel principal, la película se alzó con todos los honores de Hollywood. Esto es, fue primero en venta de entradas. Pero sufrió tantas modificaciones con respecto al original, para darle una versión más edulcorada y menos apocalíptica, que espantara a la gran mayoría del público norteamericano, que el pobre Matheson se debe haber revuelto en su tumba.
Amantes a tiempo completo
La relación entre el Hollywood y la literatura es tan vieja como el cine mismo. Thomas Mann, Dorothy Parker, John Steinbeck, William Saroyan, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, William Faulkner y Truman Capote estuvieron allí, odiando a la fábrica de los sueños a veces, o sacándole provecho, otras muchas.
Es cierto que, aunque la película sea excelente, quien ha leído el libro sabe que en las páginas siempre se esconde un mundo mucho más complejo y rico que el se traduce en imágenes. Ocurrió incluso con la ma
ravillosa y obsesiva producción del director australiano Peter Jackson que logró llevar a la cima de la pantalla grande los aún más maravillosos tres tomos de "El señor de los anillos". La película merece todos los aplausos y un público fiel, de pie. Pero el libro de J.R.R. Tolkien, es objetivamente, insuperable.
Y ahora, en breve, el mexicano Guillermo del Toro afilará su talento para convertir en película la precuela de esas tres películas, "El Hobbit", que narrado también por Tolkien, cuenta la historia del tío de Frodo Bolson, Bilbo, el primer hobbit que encuentra el fatídico anillo superpoderoso y decide, finalmente y después de padecerlo, dejarlo.
En cambio, pocas veces, podría decirse lo contrario: es muy difícil que un mal libro se convierta en una excelente película.
Pero también es cierto que la industria del cine puede transformarse en una buena manera, cuando no la única, de acercar grandes libros a un público enorme, que quizás no los haya leído. Seguramente será el caso de "Crímenes imperceptibles", del argentino Guillermo Martínez, que ahora llegará al mundo entero gracias a su traducción cinematográfica en manos de Alex de la Iglesia, y con un elenco que integran el ex Hobbit Frodo, Elijah Wood y John Hurt.
Y más atrás en el tiempo, fue el caso de "Blade Runner" (basado en el cuento "Sueñan los androides con ovejas eléctricas", de Philip K. Dick), "El padrino" (de Mario Puzo), "Orgullo y prejuicio" (de Jane Austen, que tuvo su cuarto de hora cinematográfico con "Emma" y "Sentido y sensibilidad", también), "Los Angeles Confidencial" y "La Dalia Negra" (ambos de James Ellroy,que forma parte de la última constelación de la novela negra norteamericana, junto a Elmore Leonard, quien escribió a su vez la novela en que se basó Tarantino para hacer "Jackie Brown"), "Lo que queda del día" (de Kazuo Ishiguro), "Días de furia" (basada en el maravilloso libro "Aflicción", de Russel Banks), y "Charlie y la fábrica de chocolate" (otra de las tantas adaptaciones al cine del mágico mundo que creó el escritor Roal Dahl), entre otras delicias que Hollywood supo encontrar en los estantes de las bibliotecas.
La lista es infinita y prueba cuánto de lo que se ve en el cine salió antes de una habitación en la que un escritor, solitario y sin imaginar a una gran estrella detrás de las cámaras, delineó un mundo.
Los niños primero
Si hay un lugar fecundo para la relación cine y literatura, ese es el mundo infantil. Con J. K. Rowling, a la cabeza, claro. Pero el éxito de "Harry Potter" no tiene parangones en la industria del cine. Es quizás el único caso en el que el libro es casi o más esperado que el filme. Convertido primero en un best seller sin precedentes, Hollywood supo sacarle provecho al máximo. Tanto que ahora desdoblará la última entrega de la historia del niño mago, en dos películas que, por supuesto, prometen ser taquilleras.
En la misma línea, la industria quiso encontrar en los siete tomos de "Las crónicas de Narnia", un nuevo bálsamo para los bolsillos. Y de hecho, el 12 de junio estrenará en el país la segunda entrega, "El príncipe Caspian", basado en realidad en el cuatro libro de C.S. Lewis. Pero el fenómeno está lejos del que provocó Potter, aun cuando esta nueva película prometa mejoras en la factura técnica.
Ya en versión animada, los chicos disfrutaron de "Horton y el mundo de los quien", una historia con moraleja adaptada de la serie de libros fantásticos de Holly Black y Tony DiTerlizzi. Y pronto verán "Nim's Island", con la pequeña Abigail Breslin ("Pequeña Miss Sunshine"), y Jodie Foster, en la versión para cine del libro que escribieron Kerry Millard y Wendy Orr.
¿Quién gana, quién pierde?
Para los más grandes este año estrenó "Cometas en el cielo" (se vio en el cine Español de Neuquén), la película de Marc Foster (el mismo que dirige la última de Bond), basada en el libro de Khaled Hosseini que fue un fenómeno de ventas en los Estados Unidos, en 2005. Una historia anclada en Afganistán, adonde regresa Amir para descubrir que su mejor amigo, Hassan, está muerto, y que su hijo necesita ayuda para escapar de los talibanes.
Y en el Village de Neuquén se puede ver la romántica "Posdata, te amo". El libro original, escrito por la jovencísima Cecelia Ahern (22 años, hija del primer ministro de irlanda) vendió más de un millón de ejemplares en todo el mundo, y fue traducido a 14 idiomas.
Si no fuera por la literatura, el cine se habría perdido una de las historias que llevan más de cuarenta años seduciendo a generaciones. "James Bond", que soportó incluso cambiar seis veces de protagonista,y que se está filmando ahora en Chile, con Daniel Graig, salió de la pluma de Ian Flemming, él mismo un asistente en los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial.
La relación entre el cine y la literatura, como casi todas las relaciones, es compleja. Hay, sostiene Annie Proulx, autora del libro en el que se basó "Secreto en la montaña", escritores que conciben su historia con los dos ojos puestos en Hollywood, esperando el llamado salvador que les hable de la adaptación. Hay otros, como Stephen King, que se saben siempre requeridos por la industria del terror psicológico. Y hay muchos, muchos Hank Moodys, arruinados por su traducción. Pero hay también, en esas colinas de la fábrica de sueños más grande del mundo, unos pocos que descubren, en las listas de best sellers, o mejor aún, perdidos entre los estantes de las librerías menos pensadas, esas joyas de la literatura que le agregan magia -y mucho placer- a las imágenes del cine.
