BUENOS AIRES (ABA).- Hombres curtidos del PJ se quejan: "Justo cuando Néstor se había convencido sobre la necesidad de reabrir las puertas del partido, sobrevino el peor momento del gobierno". El lamento y las fisuras que agrietan al gobierno de Cristina -conflicto del campo mediante- se explica en que lo que perdió el poder K es la iniciativa ante la opinión pública, que había mantenido en sus cuatro años anteriores.
¿Será por eso que el pingüino mayor decidió realizar un acto que lo tuvo como principal orador, sin la presencia de su esposa, contradiciendo su principal precepto de no opacar a la presidenta?
La cuestión es clara, por más que empecinados oficialistas se la pasen "ninguneando" los problemas (muchos de ellos generados por propias torpezas), resulta relevante que se escuchen las primeras críticas al gobierno dentro del propio territorio peronista.
Los tonos son diferentes y por razones estratégicas incomparables. El gobernador de Córdoba, José Schiaretti, fue al choque inevitablemente al quedar atrapado en el conflicto agrícola. Una provincia endeudada, que no puede sanear sus cuentas con las jugosas retenciones, como así también el defectuoso origen de su mandato; fueron componentes decisivos de su virtual viraje político.
Al tiempo, Schiaretti debe soportar un fuerte embate opositor de su ex contrincante Luis Juez que hizo causa común con el radicalismo de Mario Negri. En la Rosada lo comprendieron, aunque su desafiante exposición le costará algunas amonestaciones. Igualmente, dada la grave situación provincial, Cristina lo recibió la noche anterior al encuentro con el campo, en la Rosada.
Otro llamado de atención, fue cuando un operador del jefe de gabinete Alberto Fernández, quiso invitar a un acto relacionado con los derechos humanos al gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner, a quien empecinadamente quieren cooptar. La respuesta de Binner fue contundente: no era un momento propicio para aparecer en una foto con un gobierno enfrentado al campo.
Un sureño en capilla
El caso del gobernador de Chubut, Mario Das Neves, entra en la órbita de la fisura más profunda aunque todavía no irreversible. Había sido hasta aquí el principal aliado de Néstor K como mandatario provincial. La distancia comenzó a alimentarse cuando prematuramente decidió manifestar sus ganas de ser presidenciable para 2011.
Pero después Das Neves leyó rápido los primeros desaciertos de Cristina, y no dudó en disparar contra quien cree, en su convicción intima, sería responsable de que la conflictividad con el campo se haya desmadrado.
Con Alberto Fernández se llevó siempre mal y ante el corrimiento físico de la gestión por parte del ex presidente Kirchner, el jefe de gabinete quedó mas expuesto que nunca a las críticas de sus enemigos internos, ya que se calzó un alto porcentaje de la administración diaria del Ejecutivo.
"Lo nuestro es una crítica constructiva "se atajan en las huestes del chubutense"y aclaran que el contacto con Néstor no se interrumpió. Esto hizo especular que el gobernador díscolo hablaba en representación de una suerte de interna del matrimonio en el poder.
Sin embargo, desde el sector de intendentes bonaerenses se señala que Das Neves traspasó límites no permitidos en el mundo "pingüino", como en su momento lo intentó el ex gobernador de Santa Cruz Sergio Acevedo.
El problema estaría -reconocen - en si se genera un contagio que, por ejemplo, anime a hacer públicas críticas a un gobernador estratégico como el de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
El relanzamiento del PJ se transformó, sin quererlo sus diseñadores, en una caja de resonancia peligrosa de un poder que muestra los primeros síntomas de cansancio.
Horacio Caride