BUENOS AIRES (DPA).- "El cine no es para los actores", afirmó el director mexicano Carlos Reygadas en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), donde el jueves por la noche presentó "Luz silenciosa", recibió el premio FIPRESCI a la mejor película latinoamericana de 2007 y dialogó con el público.
Rodada en el seno de una comunidad menonita del estado de Chihuaha, "Luz silenciosa" se centra en los conflictos morales y espirituales de un hombre, Johan, casado y padre de varios niños, que se enamora de otra mujer.
Reygadas (Ciudad de México, 1971) prefiere no trabajar con actores, aunque los menonitas que escogió para su película se desempeñaron como tales.
"No tengo nada contra los actores, salvo en el cine. El cine no es para los actores. En primer lugar, porque las caras conocidas rompen con la esencia más poderosa del cine, que es percibirlo como real. En el teatro, al menos, sabes que se trata de gente disfrazada hablando sobre las tablas. En cambio, si ves una película de Nicole Kidman, piensas 'Qué bien que le hicieron la nariz de Virginia Woolf' o '¡Mira, ahí está Nicole!".
"Luz silenciosa", su tercer filme después de "Japón" y "Batalla en el cielo", fue distinguido asimismo con el premio del jurado en el festival de Cannes, el Colón de Oro a la mejor película y el premio al mejor director en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y ganó cinco premios Ariel a lo mejor del cine mexicano.
El director explicó que eligió a los menonitas por su potencial para convertirse en arquetipos. "Son tan específicos, tan diferentes a nosotros, tan uniformes, que tienen potencial para convertirse en arquetipos, como en el caso de los mitos, y finalmente lo que se ve es eso: un padre, una madre, un hijo". De todas formas, reconoció un giro en su última película, en la que los actores cumplen un papel importante.
"Si logras que el actor no actúe está bien, es decir, que no crea que está siendo alguien más. A mí me importa la presencia física y espiritual del actor, si se prestan a la película al igual que un árbol o un caballo: como un ser vivo que aporta energía, no como ellos tratando de aportar algo al filme".
Con largos planos que se detienen en las pisadas de Johan sobre los pastizales para encontrarse con su amante o en la íntima y silenciosa oración con la que él y su familia dan las gracias por los alimentos, cuenta, además, con el que probablemente sea uno de los registros más impactantes de un amanecer en el cine.
En cuanto a la observación de que su película no parecía mexicana, Reygadas replicó: "Uno es lo que es. Todo lo que hago lo hago como mexicano. No hace falta estar pensando en la nacionalidad cuando haces una película. Yo quiero hablar de los hombres, de sus sentimientos".
"Para mí el cine no es el arte de la representación, sino de la captación de la realidad. El objetivo principal en el cine no es contar una historia. Lo interesante es cómo mirar, más que la historia misma. Esa es la fórmula que se repite en el cine de Estados Unidos y que hace que el cine sea ilustrativo", afirmó.