Viernes 11 de Abril de 2008 Edicion impresa pag. 25 > Internacionales
ANALISIS: Los Juegos mundializan problemas "domésticos"

Occidente está poniendo en apuros a Pekín. En el extranjero, el recorrido de la antorcha olímpica, que debería ser un evento deportivo, se convirtió en una ocasión de protesta. En el ámbito interno, los tibetanos se alzan contra el dominio chino. Y ahora, presuntos grupos terroristas ingresaron también en este múltiple escenario amenazante.

"Ellos querían destruir el acontecimiento" y atraer la "atención internacional", dijo el portavoz del ministerio Wu Heping . Con el "acontecimiento" se refería a los Juegos Olímpicos, esperados por China desde hace 100 años, según fuentes chinas. Detrás de los planes de ataques hay "separatistas" del extranjero, que pretenden establecer una república del "Turkestán Oriental".

Al igual que en el caso de los disturbios en el Tíbet y las protestas durante el recorrido de la antorcha olímpica en diversas ciudades, de los que Pekín pretende responsabilizar a la odiada "camarilla del Dalai" Lama, los instigadores son buscados en el extranjero. En esto no importa que el Dalai Lama se haya manifestado anteriormente contra la violencia ni que los presuntos vínculos terroristas internacionales de los uigures sean controvertidos.

La acusación de terrorismo sigue un ritual conocido: luego de que a fines de marzo estallaran protestas en la ciudad de Hetian en Xinjiang, habitada mayoritariamente por uigures, un funcionario del Partido Comunista habló de un "complot". El gobierno responsabilizó de los hechos a las "tres fuerzas malignas" del "separatismo, terrorismo y extremismo".

Tras la fundación de la República Popular China en 1949, el gobierno concedió a la ex Turkestán Oriental el carácter de región autónoma, de manera semejante al Tíbet. Grupos uigures en el exilio denuncian, como los tibetanos, una opresión cultural y religiosa en China. Los problemas son entonces más bien "domésticos".

La insatisfacción entre los tibetanos y los uigures trascendió en el año olímpico, porque los ojos del mundo están dirigidos hacia Pekín como nunca antes. Por este motivo, Pekín trata de convertir los incidentes en propaganda a favor de sus objetivos.

Con motivo de la visita a Japón del Dalai Lama, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Jiang Yu reiteró que los ataques contra el líder espiritual de los tibetanos buscan "dividir la patria". Por lo tanto, para Pekín, tibetanos y uigures están en el mismo bote.

(DPA)

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