Pese a las promesas de acciones pacíficas, el gobierno porteño diseñó un operativo de seguridad que movilizará a más de 5.700 personas, entre ellos 1.200 policías, 1.500 efectivos de la Prefectura Naval y 3.000 colaboradores, entre empleados públicos y voluntarios. Buenos Aires es la séptima ciudad que recibirá la antorcha, que mañana partirá hacia Tanzania, África.
Al arribo de la antorcha, no hubo ningún acto público, sino una ceremonia privada entre autoridades chinas y del gobierno porteño.
El periplo de 137.000 kilómetros de la antorcha hacia Beijing es el más largo de la historia de los Juegos Olímpicos, y aunque su objetivo es realzar el entusiasmo por el evento deportivo, desde su inicio mismo fue aprovechado por grupos que protestan contra la situación de los derechos humanos de China y la ocupación en el Tíbet.
La representación argentina de la organización internacional Relevo de la Antorcha de los Derechos Humanos anunció ayer que hoy realizará un "contra-recorrido" con una antorcha que simboliza los derechos humanos, en sentido contrario al planeado para la antorcha olímpica por Buenos Aires.