Varios estados del noreste de Brasil siguen azotados por las intensas lluvias que durante los últimos días han dejado a miles de desamparados y más de una decena de muertes, dijeron ayer las autoridades.
En Maranhao, uno de los estados más afectados, el gobernador Jackson Lago ha declarado estado de calamidad pública y puso en emergencia a las principales entidades del estado, que intentan atender a cerca de 25.000 personas alcanzadas por las crecientes, informó el gobierno regional.
También fue convocada la ayuda de tropas del ejército para trasladar a las familias más afectadas y llevarlas hasta escuelas y otros edificios públicos y repartir cestas básicas de comida, colchonetas y frazadas.
Desde el viernes la situación ha empeorado y según
un levantamiento realizado por Defensa Civil, las lluvias ya provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra en por lo menos el 10 por ciento de los municipios de Maranhao, según la información.
Las lluvias que cayeron en la madrugada del domingo provocaron nuevas crecientes en los cursos de agua y empeoraron la situación en al menos 26 localidades de este estado rural.