Domingo 06 de Abril de 2008 Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
"El programa escolar es enemigo de la lengua"
La ensayista abrió un ciclo de charlas en la universidad. Se refirió al lenguaje de los argentinos.

NEUQUÉN (AN).- En momentos en que la palabra sufre una degradación tenebrosa y es amenazada constantemente, aquí, en el sur de este país, la lengua encuentra pequeñas trincheras donde fortificarse y recuperar su esplendor. Esa energía purificadora llega con la lucidez y locuacidad de la lingüista, poeta y ensayista Ivonne Bordelois que pelea contra la decadencia del lenguaje e intenta señalar un camino en ese sentido. Siente amor por la palabra, se nota, se ilumina con ella, y comparte su entusiasmo con "todos aquellos que reconocen esa luz como propia y están dispuestos a amarla y celebrarla como ella lo merece".

Bordelois visitó Neuquén el jueves pasado, invitada por la secretaría de Extensión de la Facultad de Economía y "Le Monde Diplomatique" para inaugurar el ciclo de conferencias 2008 en la Universidad Nacional del Comahue. También puso el cuerpo en la presentación de la colección "Escribiendo en la Patagonia" impulsada por la Sociedad de Escritoras y Escritores Argentinos (SEA) filial Neuquén en el marco del "Plan de reparación de la cultura escrita en la Patagonia Norte" que lleva adelante la SEA y tiene a Bordelois como madrina.

Por más de una hora, la autora de "La palabra amenazada" (2003) disparó un puñado de preguntas insoslayables en estos tiempos de sobreabundancia de información y consumo mediático. "¿Queremos ser leyentes, oyentes, y hablar de democracia como ciudadanos del mundo de la palabra, o queremos ser apóstoles de la

intolerancia en un mundo cada vez más vociferante, superficial y violento?", preguntó. De inmediato volvió a cuestionar: "¿Queremos ser exclusivamente deportistas a destajo y solitarios empedernidos clavados en la computadora, sin vida interior ni imaginación ni afectividad alguna, o bien queremos caminar por el mundo en compañía de las palabras más hermosas que nos han sido dadas para compartirlas, para conocernos y amarnos a través de ellas?".

Sus interrogantes sobrevolaron el aula con la misma fuerza que las propuestas que planteó para devolver al lenguaje todo su brillo. "El nivel en que yo quiero situarme es donde la palabra es novedad y libertad, cuando sentimos al lenguaje como un poder y un placer insustituible (...) Cuando se lamenta mucho la decadencia del lenguaje de hoy tenemos que tener en cuenta que también existen correntadas muy buenas, muy fundamentales, muy vitales, muy vivientes. Cuando escucho a un cantautor como Jorge Drexler, de sus canciones podemos rescatar una poesía coloquial, sencilla, que renueva el lenguaje. Esa es la virtud de la verdadera poesía", consideró.

Como punto de partida, Bordelois se refirió a la protección de la conexión del hablante con "la intimidad de la palabra, con el sentido de la palabra que nos comunica con el misterio del lenguaje". Porque, como dijo, hay un error en creer que el lenguaje es un "instrumento" de comunicación. "No es un 'instrumento', el lenguaje es una organización, nacemos con eso, está dentro de nosotros mismos", soltó.

Y enfatizó en una pregunta fundamental que, recomendó, hay que hacerse: ¿A quién le damos la potestad de hacer el lenguaje? "¿Se la damos a los medios de comunicación, a la clase dirigente, a los intelectuales, al pueblo, a los propietarios de los medios?". La respuesta llegó con cierta autocrítica. "La palabra la dejamos ir nosotros", indicó.

 

Amenazas a la palabra

 

¿Cuáles son los peligros y las amenazas que acechan al lenguaje? Contundente y sin

pelos en la lengua, Bordelois echó luz en ese sentido: "Muchas veces al lenguaje se trata de manipularlo, ahí viene el asunto de la publicidad, de los eslóganes políticos, de los clichés para que entren ciertas cosas en nuestra mente". Con el mismo tono fustigó particularmente contra varios "enemigos de la lengua".

Uno: la televisión. Dijo que es una enemiga de la lectura porque "nos aturde, nos atolondra, nos llena la cabeza de imágenes distorsionantes, no permite reflexión ni meditación, ni encuentro. Es una avalancha de vulgaridad, de tontería, de ripio, de redundancia".

Dos: los programas escolares. "No veo todavía un cambio. Me da la impresión de que la mayor parte de los chicos que egresan del colegio secundario no han leído a Alejandra Pizarnik, no leyeron a Borges ni a Cortázar, ni a Sarmiento. No haber leído a Borges, me parece raro, me parece mal. ¿Qué pasa? ¿Cómo puede ser posible que todo el mundo no los conozca?... Me parece que es un programa de devastación, de erradicación, de erosión de la mente de los chicos, es una especie de genocidio".

Con la misma valentía remarcó que "no le asusta hablar de ciertos funcionarios enemigos y denunciar a la escuela o ciertos planes escolares, porque los enemigos están en nuestra propia casa". Agregó que la lectura es lo básico de la democracia porque se basa en la tolerancia. "Me enfrenta con el otro, con aquello que nunca hemos escuchado siquiera. Y en este momento es algo muy importante porque hay enormes brotes de racismo en todo el mundo. Ahí la lectura sirve como un puente para entender lo que no soy yo, lo que no somos nosotros", consideró.

Al final tiró flores sobre la actividad de los responsables del "Plan de reparación...", algo así como sus ahijados. Con una sonrisa resplandeciente concluyó diciendo: "Son pequeñas luces, como luciérnagas que sirven para iluminar y pasar los difíciles tiempos que estamos atravesando" (F.L.).

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