En política, como en la vida, tomar un camino implica renunciar a otro. Siempre.
Las decisiones tienen un costo, tienen pros y contras.
Durante más de un año, el gobierno de Miguel Saiz ha buscado gambetear las desventajas de respaldar al justicialista Néstor Kirchner y a su esposa.
Pero si el beneficio que le reportó tal alianza fue mejorar su posición frente a las elecciones y obtener una vez reelecto una nueva refinanciación de la deuda del Estado rionegrino, en estas últimas semanas le tocó vivir varias "contras".
Una de ellas fue en ocasión del conflicto del campo.
Saiz eludió pronunciarse y que integrantes de su gobierno lo hicieran. Incluso después de que el senador Pablo Verani se mostrara contrario a las retenciones al agro.
Luego, eludió concurrir al acto de Parque Norte invocando una indisposición.
Pero el lunes no pudo evitarlo. Estuvo en la Casa Rosada convalidando las medidas nacionales.
¿Representó Saiz en la Casa Rosada la opinión de los ganaderos o agricultores de su provincia?
Es lógico suponer que no. Sobre todo después de que, anteayer, más de cien productores de la Región Sur provincial pusieran en aprietos en Maquinchao al vicegobernador y a dos ministros -Juan Accatino y Alfredo Pega- cuando les reprocharon las falencias de un "Estado ausente", en una reunión que duró seis horas.
¿Representó Saiz los intereses de la provincia que gobierna?
Tampoco parece haberlo hecho. Al contrario.
Respaldar un gravamen no coparticipable -como son las retenciones a la exportación- en detrimento de otro coparticipable -el impuesto a las Ganancias- perjudica los intereses de todos los rionegrinos que son usuarios o beneficiarios de los servicios que presta el Estado provincial, y hasta los de su equipo de gobierno. Para la gestión Saiz, desde el punto de vista político, es una tremenda torpeza.
Así las cosas, el pobre papel que ha desempeñado el gobernador en estos días como resultado de su alineación nacional no parece ser sólo un disgusto pasajero, capaz de ser olvidado con el viaje a Estados Unidos que comenzó el miércoles.
A su regreso, estarán todavía los centenares de productores ganaderos de la Línea Sur esperando algo más que algunos tickets alimenticios para pasar el invierno. Lo que tienen no es un problema de coyuntura, sino que estiman pérdidas de 140 millones en lana y en mortandad de crías y reproductores. Es decir, tienen crisis para años.
En relación con tan grave cuadro, la alianza de Saiz con el gobierno nacional no parece haberle sido de ninguna utilidad.
Seguramente también estarán a su regreso los trabajadores de la UOCRA acampando frente a la Casa de Gobierno, en Viedma. Reclaman que la falta de dineros nacionales ha impedido comenzar las obras del Plan Federal de viviendas y escuelas y, como consecuencia, ellos están sin trabajo ni recursos para atender las necesidades de sus familias.
Por el momento, los ministros y secretarios rionegrinos se han mostrado dispuestos a hacer frente a éstos y otros reclamos. Pero no han disimulado su disgusto, sobre todo porque la mayoría de ellos no comparte el gusto de Saiz por respaldar a un gobierno con cuyos principios y métodos no coincide. No son parte de la fiesta, pero tienen que lavar los platos.
Como para salir de la incómoda situación que debieron afrontar en Maquinchao frente a los productores, los funcionarios propusieron conformar una Mesa de Emergencia que evalúe las alternativas. La única que se planteó fue pedirle... ¡a la Nación! 28 millones de pesos para reponer majadas y atender los casos acuciantes.
Aun suponiendo que el gobierno nacional -que no se ha caracterizado por escuchar al agro- comprenda lo razonable de este reclamo y que no demore ni la mitad de lo que ha postergado las obras en la Ruta 22 o el financiamiento del Plan Federal, cabe un razonamiento: ¿por qué Saiz no respalda una política impositiva verdaderamente federal y no instruye a los legisladores nacionales para que, en lugar de retenciones, dispongan impuestos coparticipables? De hacerlo, tendría mucho más que 28 millones para atender las necesidades de productores que desesperan entre ovejas muertas y un invierno próximo.
Es que el tema excede lo circunstancial, para inscribirse en un largo rosario de hechos encadenados. La creación misma del Ente de Desarrollo de la Región Sur fue, en su momento, el instrumento que el radicalismo ideó para sofocar un reclamo como éste, de los tantos que en forma recurrente se han escuchado en la provincia. Después de todos estos años, el Ente no ha mostrado aptitud para aportar soluciones en pos del objetivo para el cual fue creado, y la mayoría de las opiniones sólo le adjudica cierta relevancia como aparato de acción política y de asignación de algunos sueldos en tareas administrativas.
El asistencialismo, ese recurso siempre a mano del gobierno, no parece tampoco la mejor solución para tan delicado problema.
Atender la coyuntura puede convertirse en un boomerang, una vez pasado cierto tiempo. En algún momento, la realidad suele cambiar de color y lo que se buscó como solución momentánea suele volver y volver. Como el río de Heráclito: nunca el mismo, pero siempre río.
Sin terceras fuerzas
La figura del jefe de Policía, Víctor Cufré, ha quedado aún más resentida después de las explicaciones que el ministro de Gobierno, José Luis Rodríguez, brindara ante la Comisión de Asuntos Constitucionales, que tuvo varios agregados.
Rodríguez no logró justificar por qué considera "un hecho personal" -aunque "no feliz"- el brindis de Año Nuevo del jefe de la Policía rionegrina con dos personas que están siendo juzgadas por un homicidio. Más improbable aún es su razonamiento para eludir que Cufré haya contribuido a burlar las instrucciones de una Cámara del Crimen para hacer posible que Juan Manuel Aguirre pasara Año Nuevo en casa de su padre en lugar de en la ex alcaidía de General Roca.
Rodríguez reserva una muy amplia esfera a la actividad "personal" del funcionario, aun cuando existen evidencias de que la conducta de Cufré involucró el ejercicio de su autoridad para forzar a sus subordinados a actuar en contra de los reglamentos, lo que importa una evidente falta de respeto a la Justicia y a la división de poderes del Estado. En cambio, y curiosamente, el ministro limita la posibilidad de opinión de terceros, al expresar que toda crítica a Cufré "es un ataque a la institución policial". Algo más sobre el tema:
" Se mantiene la débil situación de Cufré y de la secretaria de Seguridad, Nadia Ruiz.
" Fue evidente la soledad del justicialismo a la hora de ejercer la función de control. En los bloques minoritarios, sólo ausencias y silencios, como el del cipoleño Fabián Gatti, que nada preguntó sobre los casos Otoño ni Zerdán.
" En este tema, también fue visible la molestia del ministro Rodríguez por tener que afrontar un costo político que considera ajeno. Otra brecha que se ensancha hacia adentro de la gestión Saiz.
ALICIA MILLER
amiller@rionegro.com.ar