| ||
"El texto teatral nunca muere, nace y renace" | ||
Rafael Otegui es dramaturgo y autor de la obra "Perpetuo amor" que se presenta hoy. En sus textos intenta rescatar los valores de las corrientes clásicas, románticas. | ||
NEUQUÉN (AN).- Le gusta el teatro porque sus textos nunca concluyen. Elige "Romeo y Julieta" como la obra máxima, "pero meto todo el teatro ahí adentro. No comparte muchos conceptos de la dramaturgia moderna y por eso quiere rescatar los valores de las corrientes clásicas. No es celoso de sus creaciones y quiere una próxima pieza donde lo espectacular y lo histórico se den la mano. Jorge Rafael Otegui es un dramaturgo neuquino que trabajó codo a codo con el director teatral Víctor Mayol, fallecido en diciembre pasado. Comenzó escribiendo poesía y luego la incorporó al teatro. Estuvo en contacto con la Sociedad de Escritores de Buenos Aires, con el mítico y porteño taller teatral de Garibaldi en La Boca. En Neuquén, integró el Teatro Estudio con Mayol y Rosario Oxagaray. Actualmente trabaja con el Teatro del Histrión. En teatro hizo sus primeras armas en el género del café concert junto a Fernando Aragón y luego entró en el mundo del drama. -¿Qué aspectos de la dramaturgia te llevaron a incursionar en ella, además de la poesía? -"Perpetuo amor", que es la primer obra que escribí, tiene un alto contenido poético. Es prácticamente una poesía trasladada a la escena. Siempre hay un punto de contacto entre la poesía y el teatro, tanto es así que muchas veces se ha dicho que escribir teatro es poner distintas poesías en voces de los personajes. Poner poesía en acción. Cuando encaré esta obra, encaré dos cosas: primero estaba muy cansado de la corriente moderna de la destrucción sistemática de lo clásico, lo romántico, la belleza. Quería rescatar algo que siempre pensé que está dentro de todos nosotros: el amor, el odio, los celos que en el siglo XIX seguirán siendo esencialmente humanos. Me quise jugar por un lenguaje así, que rescate lo poético, lo romántico y lo bello. Eso se conjugó con el trabajo de Carlos Barro que lleva a presenciar un gran espectáculo porque integra todo: danza, teatro, movimientos, personajes y el texto. Eso era lo que yo quería probar. -A la hora de sentarte a escribir una obra ¿cuál es el punto inicial? -La idea, un texto que me gustó o generó algo para decir. Son todas esas cosas juntas. "Perpetuo amor" nace de un cuento de Horacio Quiroga que siempre me había gustado. Otras veces, hago primero una especie de síntesis argumental. Otras, busco una historia que me convenza y empiezo a imaginar escenas y a escribirlas. Otras veces, comienzo con las imágenes que me surgen luego de leer un determinado texto. -Existe el preconcepto de que todo escritor es un ser solitario, él y su idea en un papel. ¿Cree que esto es así? -El acto de escribir es un acto solitario. Pero muchas veces la intervención de un tercero, por ejemplo un director, se da casi por necesidad. En "Perpetuo amor", Carlos Barro me propuso incorporar la danza y la poesía. Creo que el gran atractivo del texto teatral es precisamente ese carácter abierto. Una poesía, una novela es un texto que está cerrado, el texto teatral se escribe y luego hay mil oportunidades de cambiarlo. -¿Y qué pasa con el celo del escritor por su obra, por su creación cuando esto sucede? -A mí, particularmente, me apasiona. Eso es lo que me apasiona del teatro, el hecho de que haya posibilidades de volver hacer y que sea algo que nunca queda definitivo. Le va dando continuidad de vida, así el texto teatral nunca muere. | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||