CIPOLLETTI (AC).- El productor Horacio Santarelli (79), quien vive en su chacra de la zona este de Fernández Oro, padeció el jueves por la tarde una pesadilla.
Dos delincuentes lo abordaron con un artilugio, le dieron una golpiza brutal rompiéndole tres costillas. Ya reducido, atado de pies y manos y tirado en el piso del dormitorio, los sujetos portando un cuchillo de grandes dimensiones lo amenazaban de muerte, exigiendo la entrega de plata a los gritos.
"¿Ves este filo? Te voy a dar un puntazo y te mato, viejo?", le decía uno al conocido vecino, quien envalentonado les contestaba "¡Matame si querés, pero no tengo más plata!".
Los malvivientes se llevaron unos 1.000 pesos (dinero que iba a ser afectado al pago del personal), alhajas que eran parte de la historia familiar de los Santarelli, entre ellas un par de gemelos y un anillo, muy antiguos y de oro, y otras pertenencias.
Don Horacio -primo hermano del ex intendente Remo Santarelli y miembro de esa familia pionera en el Alto Valle- se estaba lavando las manos en el exterior de su casa luego de un día de trabajo cuando alrededor de las 18.30 se acercaron dos muchachos, de entre 22 y 25 años, pidiendo gasoil prestado "porque se nos quedó la camioneta en el puente".
Ahí sospechó, porque al lado del puente no lejos de su casa hay una estación de servicio, pero todo se precipitó. Se le abalanzaron, lo patearon y le pegaron trompadas, lo introdujeron en el dormitorio, lo ataron y se llevaron todo lo que pudieron.
Don Horacio, con mucho esfuerzo, se desató los pies porque habían usado medias de amarre, pero no pudo con las manos pues las tenía amoratadas con cordones atenazándole las muñecas.
Así, salió, caminó como pudo hasta una chacra vecina,. Una mujer lo miraba pero no hacía nada porque no lo reconocía ya en las sombras del crepúsculo en zona rural, pero después escuchó los alaridos clamando por socorro, llamó a su marido, un bombero de Fernández Oro, quien prestamente lo desató y recibió auxilio.
De inmediato se convocó a la policía pero los efectivos no encontraron huellas ni pistas.
Audaces, los maleantes habían usado guantes de látex y tal vez pelucas.
El chacarero herido fue atendido en Cipolletti y por la noche ya estaba de nuevo en su chacra, acompañado y reponiéndose.
La policía no tenía ayer ningún detenido ni pistas sobre este suceso que ha puesto en vilo a los pobladores, quienes se reunirán -según se adelantó- y exigirán más seguridad a las autoridades.