"Estas no son elecciones normales, tampoco son normales los tiempos que corren. Nuestra economía está tambaleando...", con este tono de tinte dramático comienza la última publicidad de Hillary Clinton para Carolina del Norte y Pensilvania
En este corto, Clinton se lamenta principalmente por los "costos destructivos" que genera el aparato estatal de salud y por los "golpes que ha debido sufrir la clase media".
La publicidad deja entrever en qué medida la preocupación económica de los estadounidenses va acaparando el centro de la campaña presidencial, mientras las malas noticias parecen no dar respiro y los mercados financieros e inmobiliarios siguen en crisis. En las encuestas, el 81% de los ciudadanos opina que el país va por mal camino.
Para Clinton, los titulares colmados de malos augurios tienen un lado positivo: en épocas de crisis económica, la precandidata parece tener más cartas en la mano que sus rivales, Barack Obama y el el republicano John McCain.
En este tema, Obama puede ser atacado . Hasta el momento, el jurista y senador de 46 años no ha podido demostrar mucho. Presentó un programa que apuesta a un aumento del gasto público, imposible de implementar sin imponer una suba de los impuestos, una perspectiva que ahuyenta a muchos votantes. McCain, por su parte, no quiere que le recuerden que en el 2005 había afirmado que la política económica "no es (su) fuerte". Sus rivales se regodean citando la declaración.